jueves, 6 de septiembre de 2007

La decisión socrática

Cuentan los chismes que el filósofo griego Platón se inventó un día un personaje ficcionario llamado Sócrates, que, para darle mayor peso legendario, indicó que había sido su maestro; pese a que este mentor no dejó nada escrito, se dicen muchas cosas de él.
Platón, para demostrar la trascendencia del alma, se inventó que su maestro murió por sus ideales: supuestamente, Sócrates había sido acusado de "corromper a los jóvenes" con sus enseñanzas, pese a que era una persona buena. Sin embargo, una vez vencido en juicio por los sofistas, admitió su condena: beber cicuta para terminar con su vida.
Cuenta Platón (a mí no me consta) que Sócrates no se opuso, y que, es más, gustoso tomó la cicuta para demostrar que a toda costa era mejor ser un buen ciudadano. Recuerdo esto a pocos días de las elecciones, pues de la misma forma pensamos que, para ser buenos ciudadanos, debemos acudir a votar el próximo domingo, pese a que esta decisión nos pueda representar algo negativo para nosotros y el pueblo en general.
Pese a toda la campaña, nadie puede negar que ningún candidato ofreció ser la mejor opción y que, como sucede desde hace varias elecciones, los guatemaltecos debemos votar (y no elegir, como dice Suger) por el "menos peorcito".
No estoy en contra de las elecciones, pero sí estoy a favor de la apertura de las opciones. En la papeleta aparecen catorce candidatos en quince casillas, lo que implícitamente quiere decir que hay una casilla en blanco, que puede ser marcada, lo que podría significar, si usted así lo decide, que no está de acuerdo con ninguna candidatura.
De igual forma, puede dejarlo en blanco, o bien marcar varias opciones o simplemente no ir a votar. Por supuesto, que esas opciones no son del buen ciudadano, como diría Platón de Sócrates, pero tampoco le representarían a usted un dilema moral de votar por el "menos peor".
Otro dilema que surgiría con ello, es que usted no entraría en las estadísticas de los probables tres millones de personas que acudirán como borregos a emitir su voto válido. Pero el verdadero problema es que estas estadísticas no son tomadas en cuenta. Un abstencionismo mayor al 50 por ciento, debería ser síntoma de deslegitimación del proceso; y digo esto, pues, probablemente ésa será la tendencia de los empadronados que no acudan.
Créame, no estoy invitando a no votar o a no elegir, sino a que usted tenga la mente más abierta y se dé cuenta de que no estamos obligados a votar por un candidato y a bebernos la cicuta durante cuatro años. La desobediencia civil nunca ha sido una opción en Guatemala.

2 comentarios:

EDS dijo...

Buen comentario, yo tampoco estoy en contra del abstencionismo, al final también es una manera de opinar y muy válida por cierto, sobre todo cuando no hay opciones como es el caso de Guatemala.

Saludos.

Black dijo...

bueno bueno bueno... especialmente lo de la casilla en blanco, podria ser una eleccion comparto la comparación que se hace con el bebedor de cicuta, beberemos para ser ciudadanos aunque esa decision nos lleve a la muerte