miércoles, 30 de enero de 2008

Revolucionarios sin causa


James Dean marcó con su imagen en el cine, al rebelde sin causa, clisé que atrapó a miles de jóvenes de ese entonces y que lo incrustaron en su genética para inyectarlo a la próxima generación. Lo que pasa es que también la imagen del Che Guevara se metió por ahí, y más que rebeldes, en Latinoamérica la gente se creía revolucionarios sin causa.
El contexto de la Guerra Fría en nuestro continente favoreció para que muchos tomaran posiciones de izquierda, sin que supieran necesariamente qué significaba eso. Claro está, hubo muchos que sí estaban comprometidos, y de ahí surge un grupo élite de intelectuales; sin embargo, la mayoría de éstos, lamentablemente, debieron exiliarse, algunos por presión de los grupos hegemónicos, y otros por la misma izquierda, pero la izquierda de revolucionarios sin causa, que no sabían ni qué ni para qué luchar.
Yo estoy de acuerdo, como dice Palmieri, que de los muertos sólo hay que decir cosas buenas, pero hay que aceptar, recordándolo por la proximidad de su muerte, que Hugo Arce era de esos revolucionarios sin causa. Sus polémicas habitualmente no estaban destinadas a mejorar la sociedad. La fórmula nihilista que planteaba Nietzsche de destruir la falsedad, la inmoralidad y lo tradicional inservible, debe ser destruido, para luego construir nuevos cimientos. Pero atacar sólo por atacar, no se logra nada, ni siquiera si la persona destinataria de los ataques se los mereciese.
De igual forma, veo ahora a un gran grupo de personas, en especial jóvenes, que toman actitudes de vida que usualmente han sido ligados a grupos "revolucionarios": los rockeros de pelo largo; los neohippies con símbolos de amor y paz, o los jóvenes de ropa "guangocha" que se emocionan con el perreo. Y, pese a que se han de considerar revolucionarios por no seguir los parámetros de la normalidad, no se dan cuenta que sus imágenes también son imitaciones de modas, sobre todo de Estados Unidos.
No es, por ejemplo, como Atahualpa Yupanqui, quien mañana cumpliría cien años de nacido. Su célebre verso de "es demasiado aburrido seguir y seguir la huella", lo marcaron. En una época donde la mayoría de artistas latinoamericanos le cantaba a París, él, como verdadero revolucionario, se salió de los cánones de la moda artística del momento.
Otro ejemplo es que esos mismos "rebeldes" que intentan imitar una desgastada imagen rockera de los años ochenta de Estados Unidos, se creen revolucionarios con el rock, y desechan movimientos más originales, como el del cantante colombiano Juanes, que a pesar de su imagen favorecida por los medios y su éxito de ventas, tiene una propuesta de mezclar el rock con ritmos latinoamericanos (guayno, cumbia, entre otros), que a la larga es más revolucionario que un puro rock duro.
Nuestra generación, es decir ésta, la mía, de gente que nació entre 1975 y 1985, creció sin conocer de cerca la guerra interna de Guatemala, por lo que es comprensible que haya un cambio de actitud: de evitar la confrontación sólo por que sí, pero sí el de buscar otras opciones que sirvan como alternativa ante una sociedad que aprendió hacerlo todo a trancazos.
Para mí, y para otros de mi edad, revolucionar el mundo no es atacar violentamente a lo malo y lo feo, sino poner en serias dudas al stablishment, incluso buscando otras vías de expresión. Para nosotros, polémica es opinar diferente, y no rebatir sin fundamentos sólo para llamar la atención. No por ello quiero decir que toda esta generación es revolucionaria; la mayoría, sí, aún pertenece a ese gran rebaño que no piensa..., otros serán también revolucionarios sin causa; pero dos o tres ya están marcando la diferencia.

3 comentarios:

Mario Cordero Ávila dijo...

Me permito agregar dos comentarios que me hicieran en la página de La Hora. Me hicieron mucha gracia por la ingenuidad, pero me alegraron de que comentaran (¡Cómo cuesta hacer reaccionar a esta gente!)

Antonio Fuentes
fuentemaya@yahoo.com
Miércoles, 30 de Enero de 2008 15:14
Su generacion, vaya si no esta alienada. Casi todos solo piensan en como hacer pisto, tener carrito nuevo, comer comida rapida, vestir ropa de marca. Eso hasta Ud mismo lo reconoce. Los ideales de cambio social se perdieron. Fueron enterradas por el empuje de la sociedad de consumo. Eso de que dos o tres marcan la diferencia es como decir que una sola golondrina no hace verano. Triste realidad.


MARCO VINICIO MEJIA
mvmejia2@intelnett.com
Miércoles, 30 de Enero de 2008 16:02
Es necesario diferenciar al REVOLUCIONARIO del REBELDE, conceptos que se mezclan en el artículo. Aparte, no se trata sólo de cambiar el estado de cosas sino MODIFICAR la manera de abordar la realidad, verla, interpretarla o asumirla. Lo lamentable es que, en general, los jóvenes biológicos son SUMISOS y ALIENADOS. Son los que más contribuyen a la colonización cultural.

MarianoCantoral dijo...

Coincido en lo referente a la juventud alienada y cosificada desde la ontología de su ser, desde nuestra arrebatada cultura hasta una ideología cambiante y consumista, una rebeldía que no obedece nada mas que a patrones impuestos por un amalgamado concurso de insatisfactores sociales que nos hacen vulnerables a desprendernos de nuestra idiosincrasia.

Casi siempre no estamos a gusto con lo que somos y buscamos imitar a nuestros “dioses” fictos como lo puede ser algún artista, o a alabar la materia y no la esencia, la forma y no el fondo.

Esto desencadena en una juventud que se siente vacía y arrojada a esta “existencia irracional” porque quiere más objetos materiales que lo hagan sentir que vale más, enarbolando el maldito y viejo dicho “como te ven, te tratan”.

Hoy, se prefiere compara una revista de carros o modelos (…y no es tan malo hacerlo), a adquirir un buen libro que cultive el intelecto y el pensamiento critico.

Mario, gracias por este articulo tan importante y fundamentado (simbiosis usual en escritores como vos).

Hasta pronto.

“Que la tinta jamás se seque, pues si tal tragedia sucede, moriré de parquedad” (MC)

Mariano Cantoral (MC).

Hop Hunahpu dijo...

En Guatemala, para que la rebeldía pueda tener causa el rebelde deberá haber crecido en un medio que valore la importancia de la historia. La gente que nació entre 1975 y 1985 en su mayoría creció con una educación ahistórica donde nunca nadie se tomó la molestia de darle una explicación lógica a la realidad. La relación esencial causa-efecto fué olímpicamente suprimida de los pensums (o de los medios). ¿Qué causas valederas podrán tomar personas desinformadas?

De ahí para ser rebelde en Guatemala no sólamente se necesita la vocación de rebelde, sino estar medianamente informado, por lo menos.

El problema de Arce parece haber sido de otra índole. Su incoherencia llegó a límites inaceptables. Condenar la intervención de la CIA en el 54 y el genocidio de Ríos Montt por un lado y defender a capa y espada al genocida de Pérez Molina (que trabajó para la CIA)y tener vínculos con la G2 por el otro eran muy buenas indicaciones de que el tipo no estaba bien. Eso sin mencionar la manera grosera en que trató a más de alguna mujer. Me parece demasiado hipócrita de muchos que no lo soportaron en su momento (y que quizás con razón le cerraron más de alguna puerta) el que ahora lo pongan en un pedestal. Arce era un "loose cannon" irresponsable, hay que decirlo.
Pero al fín ese rebelde sin causa está descansando. Ojalá en paz.

Saludos