La exposición fue organizada en conjunto por el Ministerio de Cultura y Deportes, a través del Departamento de Apoyo a la Creatividad (CREA), la UNESCO, la Embajada de México y la Alianza Francesa. Recientemente, salió a luz el catálogo de exposición, en donde se ofrecieron decenas de las obras expuestas.
La curaduría de la exposición estuvo a cargo de Gerardo Estrada Rodríguez (Museo de Bellas Artes, México), Hilda Trujillo (Museo Frida Kalho, México), Claude Belanger (Manifestation Internationale D’art de Québec, Canadá) y Gerard Saurin (Alianza Francesa de Guatemala), además de los curadores nacionales Javier Payeras, Lucrecia Cofiño de Prera, Jorge de León y Benvenuto Chavajay.
Según el catálogo, las obras fueron seleccionadas merecieron esta elección por su calidad técnica y estética, así como por la originalidad, tanto temática como de recursos técnicos, además de tener una significancia dentro del contexto actual de Guatemala.
Un crucifijo iluminado por un débil reflector es el centro de atención en esta imagen. El contraste entre la oscuridad predominante y lo iluminado hace que el espectador se centre sobre la imagen central. A pesar de que la oscuridad ocupa casi el 90 por ciento de la imagen, el autor es hábil para hacer centra la atención el crucifijo. ¿Será este efecto parte del mensaje? Juzgue usted.
Esta muestra consiste en varios lentes oscuros, sobre los cuales se han pintado paisajes del pueblo del autor. Según la descripción que ofreció el autor, “Ver la vida atrás de mis lentes, el lago, las montañas, las calles, casas, y las sombras del sol que se distorsionan en el reflejo de mis lentes y con esto nace la idea de pintar sobre los lentes.” Sin embargo, esto es como querer ver sobre la propia retina, efecto imposible, a menos de que se utilice un espejo. Y, en realidad, esta es la visión sobre un espejo, que no por ello debe olvidarse que este artefacto es una ayuda externa y no es la propia visión. Ésta es la visión, no de un habitante del lugar, sino que, obviamente, intenta reflejar la visión del visitante, del turista, del extranjero. Pero, analizando bien, ésta es la visión del lugareño que hace de su pueblo a través de los lentes que simboliza al turista.
El autor presentó varias imágenes, de las cuales se eligió ésta. Según la descripción del autor, “mi trabajo cuestiona varias facetas románticas del asombro y estupefacción en distintos ambientes estéticos”. La tranquilidad de los semblantes se fusiona con la paz del ambiente y la simbología del lago. A pesar de no mostrar emoción, sí es perceptible, como describe el autor, es deseo de volver a sorprenderse por la realidad. El traje negro de los personajes simboliza lo cerrado de su psique, quizá saturados de emociones, a tal punto de que necesitan reinventarse. Las saturaciones de los tonos cálidos, sobre todo el rojo, es un efecto visual para hacer más evidente y dar más expresión a los rostros casi pálidos. Un ligero desenfoque del primer plano ayuda a despersonalizar la escena, la cual, si bien se observa, parece reflejar el momento previo a desembarcar, lo cual representa que se llegó a un lugar. ¿A dónde? Quizá ni ellos lo sepan.
Matilda… de Martín Díaz (Xelajú, 1986)
El cuadro viene acompañado de un texto-poema, el cual hace que se adquiera otra significación. Sin embargo, voy a referirme únicamente a lo que refleja la obra (porque si el autor necesita de palabras para explicar su obra, entonces, ¿dónde queda el metalenguaje pictórico?) Las llagas de las manos y el corazón con espinas son simbolismos cristianismo, específicamente de Jesucristo, lo cual se refuerza por el aura que sustituye a la corona de la figura del príncipe de la baraja, base sobre la cual realiza su parodia. Una traslación, como si fuera la tripa de una película de cine, que empieza a desplazarse, sirve como el motivo de la angustia del personaje con dos cabezas, que empieza a ver cómo la cabeza inferior se convierte, ahora, en la superior. El predominio de las figuras de círculos en la vestimenta del príncipe-redentor, refuerza la idea de recursividad de la figura de la baraja. Según la descripción del autor, esta doble figura representa “perspectivas con ojo de pez desde el centro de las situaciones, plasmadas como si fueran cartas de póker.
Arte sufijo… de Autrey Houben (Guatemala, 1977)
Según la autora, éste es un “estudio de elementos orgánicos vivos transformados desde la idea y utilizados como objetos decorativos, de uso cotidiano y piezas de arte”. La propuesta consiste en romper el espacio dominado supuestamente por la arena-aserrín; sin embargo, si se observa bien, en realidad se trata de un gran jardín, el cual fue rellenado por esta arena-aserrín, y luego se rescata, en su centro, a través de madera y piedras. Es decir, no es la decoración de un elemento sin vida, sino es el rescate de la vida en medio de elementos que se sobreponen. Un diamante, que domina la parte superior del elemento principal verde, contiene el jardín original, pero en los otros cuadros, la vegetación se observa más agreste, efecto logrado por la inclusión de plantas espinosas y puntiagudas, la cual simboliza la defensa a ultranza de la vida. Los tomates sólo sirven de contraste por su color rojo. En sí misma, la obra es original, ya que utiliza elementos no tradicionales del arte decorativo.
Línea recta. Línea orgánica de David Pérez Karmadavis (Santo Domingo, República Dominicana, 1976)
Según la descripción del autor, “la línea recta y la línea orgánica: ambas líneas sirven para diferenciar espacios según su connotación. En donde las personas deben seguir una formación adecuada para la necesidad. Las formaciones de espera (filas) están organizadas según el nivel social y la locación de un espacio; sea exterior o interior”. En sí, una propuesta poco ambiciosa, si se compara con otras en que se convocan a miles de personas, incluso en situaciones poco usuales, como desnudas o pintadas de pies a cabeza. El concepto evidencia a personas que supieron ejercer bien la postura solicitada, es decir, la de la espera, y el artista que logró una buena ubicación para capturar toda la imagen. Lo interesante de la propuesta (además de utilizar a las personas como materia prima) es observar que la fila, de espera, no tiene un objetivo, como una taquilla o una ventanilla de atención al público. Sin embargo, se espera, se hace cola sin saber ni por qué. ¿Esperarán a Godot? La incomunicación es evidente. Nadie se habla. Algunos pocos intentan voltear a ver. La mayoría tiene frío, pero nadie se abraza. La solidaridad sólo sirve para formarse según la conveniencia de saber quién.
Atracción de María Catalina Acero (Bogotá, Colombia, 1984)
De acuerdo con la descripción, “ésta es una instalación en la que muestra la relación que existe entre el arte y la ciencia, puedo decir que lo que tienen en común es la magia, como forma de la apropiación de la realidad”. La imagen, ciertamente, es contrastante, ya que la suavidad de la mano enguatada en lana pareciera ajena a los ganchos sandinos, que más que parecer atraídos por la magia, representan una imagen contraria, es decir, hiriente a la suavidad de la primera figura. Sin embargo, la escena no representa dolor, al contrario, como dice la artista, el vínculo es la magia.
Ausencia de Marco Tulio Roquel (San Juan Comalapa, Chimaltenango, 1981)
Según el autor “descomposición, desintegración, desequilibrio, separación y ruptura del núcleo familiar y social en un espacio establecido a partir de códigos y valores de respeto, convivencia y armonía. Como resultado y producto de nuestro entorno social de marginalización y la presión que lo económico ejerce sobre la existencia humana. Una búsqueda o reflexión de las consecuencias de una línea limítrofe”. Una buena propuesta que parodia los símbolos habituales para representar las diferencias entre lo masculino y lo femenino. En la propuesta, se localiza la versión globalizada y se impregna de características propias. Con mucha ironía, el autor utiliza baños portátiles, cuyo producto del interior no es más que los desechos de las necesidades humanas. Es de hacer notar, también, que las figuras del hombre y la mujer con la niña, se dan las espaldas. También, que estas figuras representan los roles habituales dentro de una cultura machista: la mujer criando, y el hombre con un morral, listo para emprender el viaje, como un Ulises moderno.
1 comentario:
Interesantes muestras, coincido con lo del metalenguaje pictórico, importa lo que la obra transmita al observador en este caso. Esperando a Godot jaja!
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