sábado, 17 de julio de 2010

Los Jueces de Arnoldo Gálvez Suárez



Arnoldo Gálvez Suárez, un autor que aún no llega a los 30 años de edad, logró ganar, en el 2008, uno de los más importantes premios de novela de la región: El Premio Centroamericano Mario Monteforte Toledo, con su obra Los Jueces. Con ello, una grata sorpresa provocó este autor, quien únicamente había publicado un libro de cuentos, titulado El tercer perfil (Editorial Letra Negra, 2005), ya que vino a oxigenar el catálogo de novelistas del país. Un año después, publica esta obra bajo el sello de Letra Negra.

La novela presenta un conflicto de actualidad, y, aunque no lo refiera propiamente en el libro, la narración podría bien desarrollarse en países como Guatemala u otros de Latinoamérica, en la cual el conflicto de la impunidad está latente.

Los Jueces tiene como trama central el linchamiento de un indigente, a quien acusan de intentar violar y provocar la muerte a una joven mujer. Alrededor de este hecho, se entrelazan las historias, todas de los vecinos de una colonia.



La temporalidad de la narración es el mejor acierto, ya que el narrador logra controlar los hilos del tiempo, iniciando y finalizando en el mismo punto, y en el ínterin refiriendo con habilidad acciones del pasado, presente y futuro. Es decir, no se cuenta la historia en una línea temporal plana, sino que hay saltos para atrás y adelante en el tiempo.

Otro acierto es que alrededor del hecho central se conjugan las diferentes historias, por lo que se entreteje la trama de varias microhistorias que confluyen en un mismo hecho.

Como parte de este tejido de la acción, el narrador se esfuerza por explicar –o más bien dar indicios- de las motivaciones de los personajes. Existe, pues, la Señora Vendedora de Huevos, que participa en el linchamiento desde su óptica de madre soltera y de mujer que ha tenido que enfrentarse a múltiples peligros sola. También, el Hombre de las Serpientes, que fue excluido de las buenas relaciones de la colonia, debido a su extraña costumbre de disfrutar viendo comer a sus víboras.

La mayor parte de la historia se desarrolla en la Colonia, la cual constituye el macrocosmos de la narración y que representa, simbólicamente, a las clases sociales de un país. En el sector más cercano a la carretera, se encuentra el llamado Sector A, en donde viven los fundadores y en donde se ubican las residencias más amplias, bonitas y mejor construidas. Colonia abajo se ubica el Sector B, formado por vecinos que llegaron posteriormente, en una lotificación posterior; las viviendas no son tan lujosas, pero mantienen cierto estatus. Mientras que el Sector C es un área aledaña a la Colonia, que no forma parte propiamente del proyecto original, y que se formó por vecinos que instalaron sus champas en el barranco cercano, y que poco a poco fueron cimentando viviendas más formales, pero nunca llegando a ser una construcción formal.

En otras palabras, los sectores A, B y C forman las clases altas, medias y bajas de una sociedad como la guatemalteca. Esta misma idea se reafirma cuando la muchacha, la que posteriormente sería violada, ingresa a trabajar en una agencia de edecanes y modelos, y se repite la estratificación en Chica A, B y C. Ella, de igual forma, vive en el Sector B y es catalogada como Edecán B.

La tensión central consiste en que el Sector A de la Colonia mantiene conflictos con el Sector C, sobre todo desde el Comité de Vecinos, en especial el Presidente, quien desearía que los de la clase baja se fueran de la colonia, mientras que el otro bando se mantiene reacio a no reconocer a la Presidencia y no se siente parte de la Colonia y desea permanecer ajena. El Sector B se siente más afín al Sector A.

Con la violación de la muchacha, los vecinos del Sector A y B, tensos por el clima de confrontación, quieren ver en el violador, un indigente, al cual denominan “Energúmeno” en la novela, una excusa para liberar tensiones, además de vincular a este supuesto delincuente con el Sector C.

En pocas palabras, ocurre un linchamiento; y como parte de la narración, se vinculan justificaciones del porqué de éstos en sociedades como la guatemalteca, y es que básicamente no se tiene fe en el sistema de seguridad-justicia.

La novela tiene algunas luces de una buena narración, un buen oficio, además de mucho esmero de parte del autor. Sin embargo, adolece de deficiencias que le rebajan la calidad a la novela.

Por ejemplo, tal pareciera que el autor está consciente de la importancia de la construcción del personaje y de explicar los conflictos internos que lo conducen a tomar determinadas acciones.

La ya citada Vendedora de Huevos, una mujer que ha luchado en contra del machismo que no le permite del todo económicamente, ve en el linchamiento una oportunidad de vengarse contra el Hombre en general. Sin embargo, sus motivaciones no quedan muy claras y su accionar es ambiguo. También se construye el conflicto del Hombre de las Serpientes, un personaje que, siendo del Sector A, sufre el rechazo de los vecinos por sus extravagancias. Sin embargo, en la novela se esfuerza mucho por construir a este personaje, quizá realizando un excelente perfil psicológico, pero que a la larga quedó muy grande para el papel insignificante que termina ejecutando.

Hay otros personajes, como el Tomador de Fotos, un adolescente que queda impresionado profundamente por la belleza de la Muchacha, a tal punto que sería capaz de cometer una locura por ella. Sin embargo, de nuevo hubo un gran esfuerzo por construir este personaje, para que luego el narrador se olvidara de él, y ya no participara en la acción.

Asimismo, el conflicto que se desarrolla, la tensión entre sectores (clases sociales) de la Colonia, el cual supuestamente dispararía el clímax de la novela, no alcanzó nunca niveles de verdadera tensión, ya que después se explica que el linchado no tenía ninguna relación con el Sector C, y que se trataba, más bien, de un indigente que ya había perdido la capacidad de razonar.

Además, era evidente que la intención original consistía en evidenciar el hartazgo de una sociedad ante crímenes que no reciben castigo, y que utilizarían cualquier excusa para encender la chispa y resolver por medio de la violencia el conflicto entre sectores. Pero, de nuevo, esto quedó relegado, ya que el divisionismo dentro de la Colonia, en realidad, no terminó siendo la justificación del linchamiento, sino que fue más bien un intento (porque no queda claro nunca si al final abusó de la mujer) de violación, y la posteriormente muerte de la muchacha, que no fue por un asesinato directo, sino por una situación más bien incidental, ya que, tras un día de lluvia, la joven cae en un charco, a tal punto que cae desmayada por el susto, y traga suficiente lodo que le provocará la asfixia final cuando se recuperaba en el hospital. Una explicación, por cierto, poco verosímil.

Por último, entre las deficiencias, es que el acto del linchamiento se queda muy corto con la crueldad que usualmente se hace en estos hechos, sobre todo en los que tenemos noticias en Guatemala.

Es, pues, la construcción de los conflictos y las tensiones que, al final de cuentas, quedan muy cortos o, incluso, improductivos, ya que no se utilizan o no se magnifican en la construcción del relato. Sin embargo, en los otros componentes de la narración, como la temporalidad, la construcción de personajes, la simbolización de los espacios y la narración en sí misma, un logro destacable para una primera novela, en la que se intuye una buena habilidad del autor para construir relatos bien entrelazados.

  • Autor: Arnoldo Gálvez Suárez
  • Título: Los Jueces
  • País: Guatemala
  • Editorial: Letra Negra
  • Género: novela
  • Año: 2009
  • Páginas: 146
  • ISBN: 978-99922-425-7-5
  • Precio sugerido: Q142.00

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Mario:
Hace un par de años, se generó un debate acerca del papel que juegan los periodistas culturales en Guatemala. Motivos sobraban: escasa publicación periodística cultural en los medios escritos masivos, falta de criterio para abordar la crítica cultural, pobre preparación académica para la crítica, compadrazgos y revanchismos entre los diversos grupos existentes, viejos contra jóvenes, etc.
En este país es raro que alguien haga una crítica literaria de calidad, y a un autor joven mucho más raro aun. Tras el debate que líneas arriba te recuerdo, surgía la idea de que jóvenes como vos y otros harían periodismo cultural serio, críticas literarias bien hechas, con profundidad y ética.
He leído tu reseña con detenimiento, encontrando en ella “imprecisiones” que me es difícil comprender, te las enumero:
1.La Muchacha no muere por las causas que vos decís. Cito la novela: “…por causa de los golpes descargados por el Energúmeno, a la joven le sobrevino una hemorragia interna en el cráneo que la dejó sin vida en menos de veinte minutos”. Pág. 135. Lamentablemente pareciera ser que no leíste la novela, al menos no hasta esa página, por lo tanto, tu critica que reza: “y la posteriormente muerte de la muchacha, que no fue por un asesinato directo, sino por una situación más bien incidental, ya que, tras un día de lluvia, la joven cae en un charco, a tal punto que cae desmayada por el susto, y traga suficiente lodo que le provocará la asfixia final cuando se recuperaba en el hospital. Una explicación, por cierto, poco verosímil”,- está no únicamente mal redactada sino que es “inverosímilmente” falsa, tendenciosa y preocupante.

2.La Señora Vendedora de Huevos, si bien es víctima del machismo –como muchísimas mujeres- este no es la que la mueve a actuar, es su preocupación por el mundo que heredará su hijo el que la motiva a participar, ambiguamente pues es presa de su realidad, en los hechos principales de la novela, recordá que es ella quien al final irá a deshacerse del cadáver de El Energúmeno. Cito una línea, al respecto de su permanencia al momento de la golpiza propinada a El Energúmeno, que evidencia claramente lo anterior: “… y eso era lo que ella quería hacer, barrer, todo el día, hasta dejarle a su hijo un lugar menos percudido donde ser una persona de bien”. Por lo tanto, este personaje no se queda corto como vos decís, sino cumple una función muy importante, poética, metafórica, que por lo visto vos no has podido o no has querido ver.

3.El Hombre de las Serpientes no tiene ni de lejos un papel insignificante como vos apuntás. Este personaje es quien asesina a El Energúmeno, pero además es el narrador de la historia, un hombre oscuro que al final, cuando la narración se torna en primera persona, te aclara que: “…por fin se me presentaba la posibilidad de protagonizar un hecho digno de ser contado en primera persona”. Yo no sé, Mario, con todo respeto, cómo puede parecerte insignificante su papel en la novela.

Para terminar, yo no veo cómo “la construcción de los conflictos y las tensiones se quedan cortos”. Creo que habrás pasado de largo la escena de la cena realizada por el Hombre de las Serpientes, los dos intentos de violación, la castración y tortura de El Energúmeno, el irónico, divertido, vergonzoso e inhumano proceso por medio del cual la comunidad toma decisiones, sumiendo el fatídico y a la vez ridículo rol de Los Jueces, donde precisamente se encuentra el meollo de la novela, y no donde vos decís, quedándote corto, ahí sí, con la idea de que “la intención original consistía en evidenciar el hartazgo de una sociedad ante crímenes que no reciben castigo”.
Espero que este comentario sea publicado, quedo a la espera de tu respuesta, que creo merecemos todos los que te leemos, pues las dudas motivadas por esta reseña son inquietantes.

Gerardo José Sandoval

Anónimo dijo...

Por Gerardo José Sandoval

Estimado Mario:
Hace un par de años, se generó un debate acerca del papel que juegan los periodistas culturales en Guatemala. Motivos sobraban: escasa publicación periodística cultural en los medios escritos masivos, falta de criterio para abordar la crítica cultural, pobre preparación académica para la crítica, compadrazgos y revanchismos entre los diversos grupos existentes, viejos contra jóvenes, etc.
En este país es raro que alguien haga una crítica literaria de calidad, y a un autor joven mucho más raro aun. Tras el debate que líneas arriba te recuerdo, surgía la idea de que jóvenes como vos y otros harían periodismo cultural serio, críticas literarias bien hechas, con profundidad y ética.
He leído tu reseña con detenimiento, encontrando en ella “imprecisiones” que me es difícil comprender, te las enumero:
1. La Muchacha no muere por las causas que vos decís. Cito la novela: “…por causa de los golpes descargados por el Energúmeno, a la joven le sobrevino una hemorragia interna en el cráneo que la dejó sin vida en menos de veinte minutos”. Pág. 135. Lamentablemente pareciera ser que no leíste la novela, al menos no hasta esa página, por lo tanto, tu critica que reza: “y la posteriormente muerte de la muchacha, que no fue por un asesinato directo, sino por una situación más bien incidental, ya que, tras un día de lluvia, la joven cae en un charco, a tal punto que cae desmayada por el susto, y traga suficiente lodo que le provocará la asfixia final cuando se recuperaba en el hospital. Una explicación, por cierto, poco verosímil”,- está no únicamente mal redactada sino que es “inverosímilmente” falsa, tendenciosa y preocupante.

2. La Señora Vendedora de Huevos, si bien es víctima del machismo –como muchísimas mujeres- este no es la que la mueve a actuar, es su preocupación por el mundo que heredará su hijo el que la motiva a participar, ambiguamente pues es presa de su realidad, en los hechos principales de la novela, recordá que es ella quien al final irá a deshacerse del cadáver de El Energúmeno. Cito una línea, al respecto de su permanencia al momento de la golpiza propinada a El Energúmeno, que evidencia claramente lo anterior: “… y eso era lo que ella quería hacer, barrer, todo el día, hasta dejarle a su hijo un lugar menos percudido donde ser una persona de bien”. Por lo tanto, este personaje no se queda corto como vos decís, sino cumple una función muy importante, poética, metafórica, que por lo visto vos no has podido o no has querido ver.

3. El Hombre de las Serpientes no tiene ni de lejos un papel insignificante como vos apuntás. Este personaje es quien asesina a El Energúmeno, pero además es el narrador de la historia, un hombre oscuro que al final, cuando la narración se torna en primera persona, te aclara que: “…por fin se me presentaba la posibilidad de protagonizar un hecho digno de ser contado en primera persona”. Yo no sé, Mario, con todo respeto, cómo puede parecerte insignificante su papel en la novela.

Mario Cordero Ávila dijo...

I de III

MI JUSTIFICACIÓN, GERARDO, QUEDÓ MUY GRANDE Y POR ELLO LA DIVIDO EN TRES:

Gerardo José, gracias por tu contribución. De lo que argumentás, te doy razón en las causas de la muerte de la muchacha. Estaba citando de memoria y erré: la muchacha murió por los golpes en el cráneo y no por asfixia; pero sí murió después, como expuse... murió en el hospital. Hasta antes de conocer la muerte, los vecinos sólo decidieron castrar al Energúmeno, pero por la Ley del Talión, al conocer la muerte, se vieron obligados, por su mismo código moral que se impusieron, a matarlo.

He de decir, en mi defensa, que la novela la leí hace muchos meses, pero no había escrito la reseña, en buena parte porque en Diario La Hora ya había publicado dos entrevistas con Arnoldo y una reseña del mismo libro, por lo que aplacé mi apreciación para que no se supusiera una especie de favoritismo.

Pero con respecto a los personajes, sí me parece que sus acciones quedan cortas a la par de la construcción que se le hizo, porque se les construyó física y moralmente muy bien, con mucha maestría, pero al final me da la sensación que esa construcción de personajes fue excesiva e innecesaria, porque finalmente todo ese perfil construido y sus motivos no sirvieron de mucho para explicar sus acciones,

Por ejemplo, ¿qué conclusión se dio que el Hombre de las Serpientes aparentemente regresó a vivir a su casa de alquiler? Ese cabo no termina de atarse. ¿O de qué sirvió profundizar ampliamente que él era un buen lector de Dostoievsky?

En el caso de la Vendedora de Huevos, se le construyó un perfil de una mujer sola, sufrida y abandonada. Como se encaminaba la historia, incluso llegué a sospechar de que el Energúmeno pudiese haber sido el papá de su hijo, y que eso la impulsó a acarrear el cadáver, como forma de venganza y de enterrar su pasado. Es una motivación más verosímil.

Por cierto, el cadáver era de un hombre cuyo peso aplastó a una mujer joven, ¿habrá tenido las fuerzas la Mujer de los Huevos para cargar con su cadáver? Ésas son dudas por su inverosimilitud.

Otro ejemplo es el del muchacho Tomador de Fotos, quien quedó obsesionado por la joven. Pero esa obsesión se dejó a un lado y ya no se retomó. De hecho, el personaje no apareció en la tercera parte.

Me parece que hubiera tenido más dramatismo que el Energúmeno hubiese intentado violarla por la mañana, pero por la tarde hubiera sido el Tomador de Fotos quien la hubiera violado, y que los vecinos hubiesen inculpado al Energúmeno, justificando su decisión por el conflicto entre clases sociales existente.

Pero ésas posibilidades son decisiones del autor, obviamente, pero si existen estos cabos sueltos, es previsible que se noten, no sólo por mí, sino por los mismos lectores.

Mario Cordero Ávila dijo...

II DE III

En resumen de esto, quiero decir que hay tensiones, perfiles psicológicos y motivaciones de los personajes, que fueron construidos con gran acierto; sin embargo, no se explotaron del todo estas construcciones en la novela. A mí me parece que es una observación válida que me gustaría que se escuchara, por parte del autor para que se pula en este aspecto, así como de otros novelistas o personas que desean escribir, para hacer ver la importancia que tiene la construcción de los personajes y de los motivos dentro de una obra. Como señalé, es la primera novela del autor, y supongo que vendrán otras más, y que si él lo considera pudiera tomar ese comentario de algo que quedó flojo en la novela.

Por otra parte, no estoy de acuerdo con que el Hombre de las Serpientes haya sido el narrador de la novela, en primer lugar porque la novela fue narrada, en su mayoría, en tercera persona, y sobre todo por un narrador omnisciente, que conocía los profundos secretos de los personajes.La parte que citás es un diálogo, o más bien un pensamiento del personaje, que no debe confundirse con el narrador.

En realidad no pasé de largo ninguna página de la novela; lo que pasa también es que no me parece correcto que cuente con detalle los hechos de la novela, o que cuente el final de la obra, porque esto no se trata de un resumen. Si cuento estos detalles, no tiene sentido que se lea la novela.

Pero ya que lo mencionás, sí, es cierto, me parece que la cena que ofrece el Hombre de las Serpientes y la castración son dos escenas memorables.

Y, al final de cuentas, sí mantengo mi postura en decir que el objetivo temático inicial era reflejar que la población, polarizada en clases sociales, está harta de la impunidad y por ello debaten sobre la posibilidad de hacer justicia por su propia mano, el cual creo que es un tema de actualidad y controversial en sociedades como la guatemalteca, cuya justicia no resuelve ni un solo crímen.

En resumen, y tal como mencionás al principio, hace unos años se pedía que se diera espacio a la crítica seria de la literatura y otras artes, sobre todo en las expresiones de jóvenes. Y creo que vos estarás de acuerdo en que una crítica seria debe reflejar lo sobresaliente y los fallos que, a mi juicio, se encuentran en la obra. No creo que sea muy constructivo alabar la obra sólo porque el autor es joven, o es mi conocido, o porque es viejo, o porque es guatemalteco, o extranjero, o porque...

Mario Cordero Ávila dijo...

III DE III

Entonces, mi valoración, a grandes rasgos fue la siguiente:

ACIERTOS DE LA NARRACIÓN
* Profundiza en un debate controversial y actual como el de la impunidad.
* Se tiene un buen manejo de la temporalidad y se entrelazan muy bien todas las historias, que confluyen en un mismo punto, además de conjugar amenamente el presente, pasado y futuro de la historia.
* El buen tejido y construcción de los perfiles psicológicos y físicos de los personajes, así como de sus motivaciones.
* La creación de un macroespacio simbólico (la Colonia) en donde se simboliza a la sociedad guatemalteca y latinoamericana.
* La utilización de la tensión clasista existente dentro de la sociedad como el leit motiv de la novela.
TODOS ESTOS LOS SEÑALÉ EN LA RESEÑA, COMO BIEN PUDIERAS CORROBORAR
* Además, incluiría, ahora que lo señalaste, como un aspecto positivo, la descripción de escenas, como la de la Cena y la Castración.

FALLOS DE LA NARRACIÓN
* Los perfiles psicológicos, motivaciones y tensiones se desperdiciaron, porque se construyeron muy bien, pero no se aprovecharon del todo en el clímax de la narración. (VALORACIÓN QUE EXPONGO EN LA CRÍTICA) Y la señalo porque esto también debería servir para los jóvenes deseosos de escribir y que desean aprender sobre teoría de la novela.
* Incluiría otro fallo que no había señalado, y es que la selección de la imagen de portada fue errada, porque hace pensar que el linchamiento será en contra de un inocente. No sé de quién fue la selección de la portada, pero sugiero que estos aspectos (ilustraciones, tipo de fuente, tamaño, gramaje del papel, colores, prologuistas, contrasolapa, biografía, etc.) extraliterarios también sean tomados en cuenta.

En cuestión de cantidades (el texto tiene 7,492 caracteres, o 1281 palabras), la parte en que valoro los aciertos de la novela, corresponde al 58% del texto (aproximadamente), mientras que para exponer las debilidades utilizó el 42% del texto, por lo que desarrollé más la primera parte, porque, al final de cuentas, me parece una buena novela.

Espero, pues, Gerardo que en algo te haya aclarado mis criterios y puntos de vista que pretenden ser nada más que eso, y tratar de interesar al lector a acercarse a la obra.

Te agradezco siempre tu lectura de este blog, tal como me lo comentás, así como tu comentario para esta reseña.