miércoles, 8 de agosto de 2012

“El libro negro” de Estuardo Prado



Luego de más de una década desaparecido de la escena literaria nacional, el escritor guatemalteco Estuardo Prado (1971) retorna, reeditando este año dos obras. Los amos de la noche, publicado originalmente en 2001, y El libro negro, en 2000, ambos con la Editorial X, que había sido fundada por él mismo, para abrir un espacio para la nueva literatura.

En este año, aparecieron nuevamente estas dos obras; la segunda, El libro negro, fue publicada por la Editorial Germinal de Costa Rica, y recién se puso a la venta en la ya finalizada Feria Internacional del Libro en Guatemala (Filgua).

Prado irrumpe en la escena literaria nacional en la década de los noventa, no solo como escritor, sino como editor y, más bien, como la figura más visible de la renovación de las letras de postguerra. Para entonces, la producción nacional en las editoriales e imprentas estaba dominada por los autores que por la misma represión de la guerra no pudieron publicar o bien tuvieron poca difusión.

Entonces, en las editoriales de la última década del siglo había acumulación de títulos, y los autores jóvenes (y la renovación literaria) estaba haciendo fila para darse a conocer. Pero en vez de sentarse a esperar, Prado y otros (Javier Payeras, Francisco Méndez, Ronald Flores, Maurice Echeverría, Byron Quiñónez) iniciaron su propia aventura con la Editorial X. Pero no se trataba de una simple apertura editorial, sino que una renovación completa de la literatura.

En El libro negro se pueden observar estas características. Prado fue, sin duda, el más radical en esta postura. Su obra es fuerte, con alusiones a las drogas duras, desviaciones sexuales, violencia extrema, rechazo a la religión, e ira no contenida. Ello, contextualizado en los últimos años del siglo XX, se consideraba como una fuerte sacudida para la literatura nacional. No solo por la temática, sino porque buscaba nuevas formas para romper con la narrativa lineal.

El libro negro está conformado por dos cuentos “La septuagésima tercera encarnación de Cristo” y otro texto sin título. El primero supone un fuerte contenido de crítica contra las religiones, y está formado por una especie de programa de televisión, en que van relatando la historia de un “nuevo cristo”; en el ínterin, se describen los anuncios que se intercalan entre el reporte del hallazgo; la publicidad también es de fuerte contenido.

El segundo cuento se conforma por una especie de “trivia”, como la que se publicaba en las revistas rosas, en que se tenían que escoger opciones, para luego hacer un recuento de las respuestas (o sumar los puntos) para encontrar la explicación al final de la encuesta. Paródicamente, el autor explica que esa “trivia” se publicó originalmente en “Drogo Cosmopolita” y en “Vanidades Psicotrópicas de Cáncer”, lo que da muestra del humor negro que maneja. La encuesta se encamina a definir si el lector es un adicto sin remedio a las drogas, o bien es un consumidor casual, o, en última opción, no es ni adicto ni nada parecido.

El objetivo de Prado, a mi parecer, era crear una conmoción en la literatura, para despertarla de un letargo producido por la guerra interna. El objetivo era destruir toda idea que se considerara como “literatura”, para construir una nueva noción.

El libro negro (aparte de ser fuerte y que algunas personas lo podría considerar repulsivo y escatológico) es muy entretenido, con un humor muy fino, aunque demasiado ácido y negro para el común de los mortales. El uso del lenguaje, a pesar de ser demasiado soez, en realidad es muy ágil y entretenido, y se asemeja mucho al habla popular del guatemalteco promedio.

Como muestra de su humor negro, el libro inicia con dos advertencias. Transcribo una de ellas como ejemplo:
El consumo de este producto es dañino para la salud, pues se ha comprobado en animales de laboratorio que su uso provoca serios trastornos mentales. Usted lee bajo su propio riesgo.

Cabe resaltar que esta segunda edición se hace más de diez años después de la primera, y en esa década de intervalo han “ocurrido” otros libros, que también han provocado el mismo resultado. Pero como lectura interesante, o como monumento que marcó un hito en la literatura guatemalteca, es muy valioso el libro. De esa forma, se debe tomar esta publicación como que el autor está “retomando el camino”, y que sin duda pronto traerá nuevas conmociones.

El libro puede conseguirse en Librería Sophos a Q55.

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