lunes, 14 de enero de 2008

Diez años sin Severo Martínez Peláez



Hoy, hace diez años exactos, ocurría la muerte de uno de los guatemaltecos que dio un vuelco a la historiografía guatemalteca: Severo Martínez Peláez.
Este historiador nació y vivió como buen quetzalteco, quien vio la luz de la famosa Luna de Xelajú el 16 de febrero de 1925. Martínez Peláez destacó como buen estudiante, y, además, fue un amante de las causas políticas; tanto así, que fue miembro participativo de la Revolución de Octubre de 1944.
Fue uno de tantos que cruzó por la Facultad de Humanidades, recién inaugurada por el gobierno de Juan José Arévalo Bermejo. Sin embargo, no logró culminar su pujante educación, pues el movimiento contrarrevolucionario lo obligó a exiliarse en México, país que lo acogiera en más de una ocasión, por lo que se convirtió en su segunda casa.
En el vecino país mexicano, logró asilo y también pudo continuar con sus estudios, cursando el Doctorado en Historia en la prestigiosa Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El exilio no duró mucho, y una vez como doctor en Historia, retornó al país, en donde se dedicó a la enseñanza universitaria. Para 1957, ya se le observaba por los pasillos de la Facultad de Humanidades, presto a ofrecer sus conocimientos adquiridos durante sus largos y conscientes estudios.
Diez años después, la Universidad de San Carlos, en gratitud a sus servicios y en pro del avance científico guatemalteco, le otorgó una beca para que se dedicara a la investigación, por lo que viajó al Archivo General de Indias, en Sevilla, España, donde terminó de recabar los datos para la redacción final de su magna obra La patria del criollo.
Esta obra, estudio consciente de la realidad colonial guatemalteca, a través del análisis de las crónicas de Francisco Fuentes y Guzmán, fue publicada en 1970 por la Editorial Universitaria. Severo Martínez y Peláez propuso una obra con varios años de reflexión: tardó 17 años en redactarla.
El libro tuvo una amplia aceptación dentro y fuera de Guatemala, especialmente entre los círculos intelectuales. Sin embargo, la misma obra fue motivo para que buscara de nuevo el exilio, el cual lo realizó en un terreno conocido para él: México, país que lo acogería por segunda vez como perseguido político.
Por ese entonces, el conflicto armado interno se había agudizado, y Severo Martínez Peláez había creado un enorme revuelo con su publicación. Además, los círculos intelectuales del país, especialmente los investigadores históricos, no volvieron a ser los mismos, ni sus publicaciones. La patria del criollo había sentado una nueva escuela historiográfica.
Mientras tanto, Severo Martínez Peláez ya no retornaría a asentar su hogar en Guatemala; solamente regresó una vez más, para recibir el doctorado honoris causa de parte de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Por su parte, Martínez Peláez continuó investigando para nuevos libros. La Universidad Autónoma de Puebla fue, esta vez, su casa y su centro de investigación, y también el lugar donde la muerte lo llegara a buscar para viajar a la otra vida, hecho que ocurrió, como ya se mencionó, hoy hace diez años.
Sus aportes
Con la publicación de La patria del criollo, en 1970, se transformó una forma de pensar dentro de los intelectuales de Guatemala, sobre todo en aquellos que luchaban desde la izquierda ideológica del país.
Severo Martínez perteneció, como se observó en su biografía, a esa generación de intelectuales que encontró su espacio dentro de la Revolución de Octubre y su posterior Primavera Democrática.
Uno de los más grandes aportes de este historiador, aparte de su obra, fue que se atrevió, por primera vez en Guatemala, en aplicar un análisis marxista de la realidad guatemalteca, revisándola desde sus orígenes coloniales.
Hasta antes de La patria del criollo, la historiografía era una ciencia sin que poseyera recursos ideológicos fuertes que lograra explicar, y sobre todo convencer, sobre el proceso que condujo a ser como es la sociedad guatemalteca.
La fuente primaria de Severo Martínez fue Recordación florida de Francisco Fuentes y Guzmán, vista por él como una genuina muestra del proyecto criollo durante la Colonia. Sin embargo, en el transcurso de la investigación, el autor fue incluyendo a otros cronistas coloniales, configurando en esencia cómo era la sociedad de aquel tiempo.
Advertencia
Inevitablemente hará quienes, motivados por un patriotismo falso y mal intencionado, dirán que en este libro se atenta contra ciertos "valores nacionales" -así entre comillas?.No hallarán otro recurso cuando comprueben que el análisis científico remueve la máscara bajo la cual se oculta el verdadero rostro de nuestra realidad colonial. Sin embargo, el autor sabe que esa reacción sólo ha de darse entre minorías interesadas en mantener aquella ficción histórica. Un número creciente de guatemaltecos intuye, sin equivocarse, que nuestra afirmación como pueblo exige que aprendamos a renegar de nuestro pasado en tanto que es un pasado colonial; o lo que es lo mismo: la necesidad de reconocernos y afirmarnos más bien en nuestras posibilidades latentes proyectadas hacia el porvenir.Aunque este libro no se propone exaltar ni negar valores, sino explicar realidades, el lector abierto a la verdad encontrará en él, si tal cosa busca, sólidos puntos de apoyo para una enérgica afirmación de nuestro ser social. Es solamente la vieja idea de patria criollista la que en este estudio pone al desnudo sus limitaciones. Con ello se despeja el camino para la formación de un concepto cada vez más amplio de patria guatemalteca, más integrativo, a tono con las exigencias democráticas de la época que nos ha tocado vivir.
Severo Martínez Peláez
Prólogo a La patria del criollo (fragmento)

8 comentarios:

Cristian Mejia dijo...

Muy chico de edad pero no de memoria y en una noche tibia de verano, mi papa me llevo a ver a Severo Martinez cuando recibio el honoris-causa yo cargaba el libro rojo recuerdo La patria del Criollo y mi papa me contaba como habia elaborado el libro, con el sistema de fichas, ademas de contarme la vez que lo conocio en un viaje a Mexico que hizo a mediados de los 80.Recuerdo las canas y cuando lei su libro tambien me recorde de mi papa y de su pasion por la historia y por Guatemala. Gracias por recordamelo.

Hop Hunahpu (Quintus) dijo...

Definitivamente una de las obras más importantes de la historia de Guatemala, esencial para empezar a conocer al verdadero país que muchos ignorantes juran y perjuran amar. Lamentablemente, es poquísimo el porcentaje que entiende la importancia de ese libro y quizás menos aún los que lo han leído completo.
Felicitaciones por el post, por el blog y gracias por el enlace.

la-filistea dijo...

Que fecha tan importante nació este hombre!!.. ES una fecha divina donde nacen los iniciados cuentan por ahí.

Pero bué... me acabo de sacar la lotería, una prima me trajo el libro, aunque todavía no lo tengo en la casa, pero estoy ansiosa por empezar a leerlo.

Increíble como México, sirvió de reforzamiento para todos aquellos que huyeron en el 44.

Saludos.

EDS dijo...

De todos los libros que me lei en la universidad, fue la Patria del Criollo el que más me interesó. Precisamente hoy estaba hablando con un amigo sobre el libro. Pues lo presté y no me lo devolvieron, así que lo voy a comprar de nuevo, ya que su importancia es vital para la construccion de nuestra nacionalidad.

Saludos y gracias por la reseña.

Anónimo dijo...

Insustituible referencia para aquellos que vemos en Guatemala una realidad carente de identidad e identificación y ahí en la Patria del criollo sus muchos fundamentos y causas. Gracias por la reseña.

Anónimo dijo...

Hola amigos:
Este libro es el mejor que he encontrado para definir de donde vengo y quien soy... Es un libro en verdad con todos los elementos cientificos y con toda la realidad de un país de minorias que poseen casi toda la tierra en Guatemala y que las masas no tienen en donde pasar la noche. Gracias Severo Martinez P. por darnos esa oportunidad de conocer nuestras raíces.

Anónimo dijo...

Hola a todos,

Severo Martínez dio clases en el Colegio de antropología social, de Puebla, México. No tuve el honor de conocerlo, pero era alguien a quien se respetaba mucho. Contaban que, ya en sus últimos años de trabajo, andaba a menudo distraido, buscando todos los días y sin falta dónde había dejado su auto... Va un saludo respetuoso hermanos guatemalticos, espero que muchos Severos Martínez más sigan creando puentes con México, y enriqueciéndolo.

Unknown dijo...

Estoy a punto de terminar la lectura del libro, en la parte final del penultimo capìtulo y el final de reflexiones y me pregunto y me sorprendo de sobremanera ¿Como es que gane el curso de historia en la USAC, en donde nos dieròn a leer el libro, y no haber valorado su analisis cientifico? Siendo yo de escasos recursos en toda mi vida, ahora tengo completamente la explicaciòn a tal situaciòn. Màs vale tarde que nunca, ya que recien he finalizado mis estudios, sin entender la importancia del haberlo logrado. Gracias, Severo. Ojala y algùn dìa tengamos la oportunidad de poner en la practica el mensaje principal de tù libro: expresar la verdad tal cual es, para ser libres y con igualdad de oportunidades. Bueno y si no se da hay que seguirla buscando. Gracias a los mexicanos que lo apoyaron, son grandes.