viernes, 4 de enero de 2008

Reflexiones acerca de los libros del 2007


Sin entrar de lleno a los infinitos problemas que aún tiene la literatura guatemalteca, deseo en este artículo revisar las tendencias de las publicaciones literarias (y otras) ocurridas en el país durante el año pasado. Recordar y catalogar son dos acciones necesarias para el inicio de las categorías, tal como usualmente hacía Aristóteles.
Digo que no deseo entrar de lleno en los problemas de la literatura, ya que es evidente que aún sigue habiendo poco espacio para publicar impresamente, que la distrubución y la publicidad aún no es la ideal para los libros y los escritores, que la crítica y las reseñas literarias aún son muy subjetivas, que los libros son demasiado caros (los nuevos y en algunas ventas de libros usados) y que, sobre todo, aún no hay mucha costumbre de leer, y mucho menos autores nacionales.
En cuanto a la producción de libros, la salud editorial del año pasado fue muy saludable, ya que constantemente se estaba realizando una presentación de libro. Los ámbitos de las publicaciones fueron muy diversos, desde Sociología hasta pasando por la Biología, Medicina, fotografía, entre otros.
Sin embargo, sólo me referiré a la producción de la literatura, pues es el campo que más interés representa al lector recreativo promedio.
Diversas editoriales estuvieron muy activas el año pasado. Es de resaltar a la F&G Editores y la Editorial Cultura, que tuvieron una destacada participación en la producción nacional. Asimismo, es resaltante que Editorial Norma, cuya central está en Colombia, ya haya empezado a publicar producción guatemalteca.
Editoriales
Otras editoriales resaltantes son Ediciones del Pensativo, Piedra Santa, Letra Negra, Óscar de León Palacios, Magna Terra, Serviprensa y la siempre activa Artemis Edinter.
Entre los autores más prolíficos, se encuentra Ronald Flores, quien publicó dos novelas y un libro de crítica literaria, y Adolfo Méndez Vides, con tres novelas. Es difícil encontrar que un escritor publica tal número de libros en Guatemala, pues normalmente el proceso es dificultoso. Sin embargo, creo que este número de publicaciones fue más bien producto de coincidencias, de retrasos en imprentas y en las dificultaes de encontrar editorial que publique.
Clasificaciones
De los libros publicados, se pueden establecer tres clasificaciones: reediciones, de tendencia tradicional y de tendencia innovadora.
Las reediciones, que no suponen mucha explicación, son libros que habían sido editados años atrás, y que, por alguna razón, volvieron a publicarse este año.
Los libros de tendencia tradicional se refiere a libros de autores que se rigen a los mismos géneros: novela, poesía, teatro, ensayo, y que continúan con la tradición de técnicas de la segunda mitad del siglo XX.
Los libros de tendencia innovadora se refiere a los de escritores que buscan resolver los nuevos problemas y retos literarios que plantea el siglo XXI.
Reediciones
Aunque es fácil de explicar en qué consiste esta categoría, lo difícil es establecer por qué un libro se vuelve a editar en Guatemala. Una reimpresión es más sencilla, pues se refiere a que una editorial agotó el tiraje y vuelve a realizar otro, con las mismas placas de impresión.
Usualmente, una reedición se realiza cuando un autor decide cambiar de editorial y, terminada el tiraje y los derechos de publicación de la primera editorial, se toma la decisión de imprimir, bajo nuevos criterios, una edición.
Por ejemplo, “De una ciudad y otros asuntos” de Manuel José Arce, reeditado por Piedra Santa; “Diez colores nuevos” de Otto Raúl González, por Letra Negra, y “Señores bajo los árboles” de Mario Roberto Morales, de Editorial Cultura, fueron relanzados debido a la imposibilidad de conseguir las primeras ediciones.
F&G Editores tuvo el acierto de reeditar varios libros, que de igual forma son dificultosos de conseguir, pero que, además, representan un enorme aporte a la literatura y estudios de Guatemala. Es el caso de “Enrique Gómez Carrillo. El Cronista Errante” de Edelberto Torres Espinoza, y “Guatemala: linaje y racismo”, de Marta Elena Casaús.
Otras reediciones de novelas fueron “La llama del retorno” de Carlos René García Escobar, y “Miculax”, Jorge Godínez, quienes publicaron con la Editorial Óscar de León Palacios.
El tema de las reediciones podría tornarse interesante, pues una reedición normalmente se debe al éxito de un libro, pero no necesariamente es así. Otro criterio, aunque ligado al anterior, podría ser el agotamiento del tiraje, razonamiento que genera ciertas dudas, ya que los tirajes en Guatemala normalmente no pasan de los mil ejemplares, un número considerablemente bajo si se toma en cuenta ediciones de otros países.
Un motivo, más valedero, de reeditar es el de permanecer activo en la literatura. Los nombres de escritores suenan mientras éstos den de qué hablar, y para ello incluso el volver a lanzar una novela añeja es un buen mecanismo, en lugar de escribir un libro nuevo. En los casos anteriores, Torres Espinoza, González y Arce, son escritores muertos, y la decisión de publicarlos fue de la editorial. En el caso de “Guatemala: linaje y racismo”, es reedición, pero es la primera vez editada en Guatemala. En el caso de Mario Roberto Morales, como expliqué en un artículo anterior, la edición había sido boicoteada, por lo que todos estos ejemplos sí son justificables para la reedición.
Choque generacional
En cuanto a la diferencias entre literatura tradicional y literatura innovadora, probablemente aún no es muy notoria la diferencia. Existen dos grupos de escritores: uno entre 20 y 40 años, y el otro de más de 40 años. El primero busca la innovación, a veces en las estructuras formales literarias, y la mayoría de las veces con aportes en nuevas temáticas y en un lenguaje más estético y rico.
En cambio, el segundo grupo habitualmente no se sale de sus líneas de géneros literarios tradicionales (cuento, novela, poema, obra de teatro, ensayo literario), y normalmente busca un lenguaje claro, sencillo, florido, gramatical y ortográficamente correcto, y sin salirse del mismo costal de temáticas.
Entre los libros representantivos del grupo tradicionalista, se encuentran las novelas de Méndez Vides, incluida “La lluvia”, y “El árbol de Adán”, de Gerardo Guinea Díez, ambas publicadas por Editorial Norma. En la poesía, “Épica del ocio”, de Enrique Noriega, ganadora del Premio Mesoamericano de Poesía “Luis Cardoza y Aragón”, y publicado por Editorial Cultura (como parte del galardón). La mejor novela de este grupo, sin duda, es “Caballeriza”, de Rodrigo Rey Rosa, publicado por Ediciones del Pensativo.
Por su parte, el grupo de literatura innovadora está representada por “El informante nativo” y “Un paseo en primavera”, novelas de Ronald Flores, publicadas por F&G y Artemis Edinter, respectivamente; “Legajo anudado” de Rogelio Salazar de León, por F&G; “Serenatas al hastío”, cuentos de Eduardo Juárez, por Editorial Letra Negra; “El club de los aburridos” de Jessica Masaya, por Magna Terra, y con nota de sobresaliente, “Síncopes” de Alan Mills, quien no se cansó de presentarlo en varios países.
Aunque por la edad pertenecería a un grupo anterior, “Rituales sobre la piel”, de Delia Quiñónez, sería un buen ejemplo de un poemario excelente.
Crítica literaria y más
Aunque aún no está bien establecido, en Guatemala se empieza a establecer la costumbre de publicar libros sobre crítica literaria. Los ejemplos sobresalientes son “Signos de fuego” de Ronald Flores (Editorial Cultura), “El canto del clarinero”, de varias autoras, por Magna Terra, y “Raíz desnuda”, de María del Carmen Alonzo, publicado por Editorial Universitaria.
Cabe mencionar también que se empiezan a diversificar las publicaciones, pues géneros como el ensayo, donde cabe mencionar “Los fusiles de octubre” de Mario Payeras, por Ediciones del Pensativo, el diario “Las fugaces horas”, de Roberto Díaz Castillo, por F&G Editores, y la tesis de Miguel Ángel Asturias, por la Editorial Universitaria.
A riesgo de dejar muchos libros afuera, sobre todo de las editoriales más activas en el 2007, como F&G Editores y Editorial Cultura, esa sería la lista de la producción nacional del año pasado.

Los mejores del género

Novela: “El informante nativo” de Ronald Flores y “Legajo anudado” de Rogelio Salazar de León (ambas por F&G Editores)

Poesía: “Síncopes” de Alan Mills (Zignos) y “Rituales sobre la piel”, de Delia Quiñónez (Cultura)

Cuentos: “Serenatas al hastío” de Eduardo Juárez (Letra Negra) y “El club de los aburridos” de Jessica Masaya (Magna Terra).

Sociología: “Guatemala: linaje y racismo” de María Elena Cassaús (F&G Editores)

Testimonio: “Señores bajo los árboles” de Mario Roberto Morales (Cultura)

Ensayo: “Fusiles de octubre” de Mario Payeras (Pensativo)

Biografía: “El cronista errante” de Edelberto Torres Espinoza (F&G Editores)


Reedición: “De una ciudad y otros asuntos” de Manuel José Arce (Piedra Santa) y “Diez colores nuevos” de Otto Raúl González (Letra Negra)

5 comentarios:

Black dijo...

q buenos libros los que mencionas, y vaya si no es amplia la gama y el contenido de los mismos, en lo personal si te digo muchos de ellos pasaron por alto y ni cuenta me di pero ya leyendo bien tu post de seguro que si me doy cuenta que mi ignorancia me va a terminar matando por que buenas letras guatemaltecas, activas y recientes hay y en abundancia.

david santos dijo...

Gran trabajo. Gracias por compartirlo con nosotros.

charakotel dijo...

Me alegra saber que algunas obras hayan sido reeditadas ya que -como bien apuntás- no era posible encontrarlas en el mercado. Yo me he quedado con las ganas de leer "Sociología guatemalteca: El problema social del indio" de MA. Asturias, lamentablemente solo conseguí una copia en "word" muy poco confiable y bastante hueca (en todo sentido). "Linaje y racismo" pude reproducirlo y hasta empastarlo, pero claro que no es lo mismo que tener un original.
Del resto de libros que mencionás, incluídos los nuevos, me llama la atención además de los arriba señalados leer a Mills, Méndez Vides y MR. Morales.
Leí "Miculax" hace ya muchos años, en la biblioteca de mi pueblito, Panajachel. Este ejemplar seguramente se quemó el día del incendio del local que afortunadamente está de nuevo en pie.
Honestamente desconozco el trabajo literario de R. Flores y creo valdría la pena conocerlo. Claro que también valdría la pena leer al resto pero soy honesto: es muy ambicioso, sobre todo porque estoy fuera de Guatemala.
Levanta el ánimo saber que la producción literaria guatemalteca crece. Comparto lo acotado por el amigo Santos que me antecede.

Saludos cordiales.

Pd. Gracias por el enlace pero he sido desalojado de "Blogger". Mi nueva dirección es:

http://charakotel.wordpress.com

www.charakotel.tk

Julio Serrano Echeverría dijo...

enhorabuena Mario, si hubiera que dar el premio anual al periodismo cultural, yo te lo daría a vos , y estoy seguro que muchos votarían igual...

Anónimo dijo...

Excelente es una muy buena muestra de periodismo y sobre todo de el grado de cultura y la preocupación por que los demás sean partícipes de esa cultura. También pienso que hacen falta escritores, pero luego de grandes dolores de cabeza metidando sobre esto ya que quiero hacer un proyecto y revisando algunas páginas me doy cuenta que "si no hay lector no habrá escritor". Te has ganado un enlace en mi bitácora, no es gran cosa pero puede servirte. saludos