El perro en llamas se clasifica dentro de la novela breve, un subgénero que ha predominado entre los escritores recientes en Guatemala.
Debido a que la novela inicia con un asesinato, el cual da pie para que un comisario y un detective investiguen y la historia se desarrolle, el libro debe clasificarse dentro de la novela policíaca, siguiendo así algunos ejemplos de novelas anteriores dentro de la literatura guatemalteca, cultivados por Rodrigo Rey Rosa (Caballeriza), José Mejía (La muerte en Si menor) o Dante Liano (El hombre de Montserrat).
Sin embargo, Quiñónez también agrega elementos de esoterismo, por lo que también debe ser considerada como una de las novelas precursoras dentro del género de la novela negra. Dentro de la trama, se desarrollan actividades sobrenaturales, ritos satánicos, entre otros, por parte de los "malos" de la novela.
Esto se convierte en el primer acierto del novelista, ya que poco se ha desarrollado esta posibilidad dentro de la novela guatemalteca. El autor demuestra un buen conocimiento del mundo esotérico, el cual fue trasladado con detalle a la trama, enriqueciendo el argumento de esta novela policíaca.
Un segundo acierto es la sencillez, la limpieza y la brevedad de la novela. El autor seccionó en 20 capítulos la novela; cada uno de ellos promedia las tres páginas. Con ello, la lectura es bastante fluida. Quiñónez no se pierde en el vicio de los detalles innecesarios, y ofrece sólo los imprescindibles. Sin embargo, no por ello pierde riqueza, ya que las metáforas, símiles y otras comparaciones corresponden a un buen ejercicio retórico. Sensaciones, olores, imágenes visuales, son referidas con buen tino.
El argumento, además, es atractivo; es una historia a todas luces ficticia, con la cual el autor desarrolló su imaginación; la trama, por ello, no es previsible.
Un tercer, y tal vez el mejor acierto, es la visión que se ofrece en la novela sobre la ciudad de Guatemala. Como un eje transversal, sin que sea su verdadero objetivo, opina sobre la justicia y la seguridad del país, sobre los barrios bajos de la capital, la marginalidad, las subculturas y otros temas.
La ciudad de Guatemala, o la misma Guatemala, que se ofrece en la novela, pertenece a una visión novedosa; no es la que aparece en las guías turísticas ni en los periódicos, pero sí es una visión real, conocida por alguien que realmente ha estado inmerso en esta selva de asfalto.
Como algunas debilidades de la obra, se puede mencionar la falta de algunos detalles característicos de la novela policíaca. Los lectores acostumbrados a este subgénero narrativo, gustan de las intrincadas tramas, detalles que pudieran pasar inadvertidos y que resultan ser claves, o juegos mentales que retan al intelecto; pero me imagino que Quiñónez prefirió la sencillez y la austeridad de estos detalles para dar preferencia a la fluidez de la lectura.
Debido a que la novela inicia con un asesinato, el cual da pie para que un comisario y un detective investiguen y la historia se desarrolle, el libro debe clasificarse dentro de la novela policíaca, siguiendo así algunos ejemplos de novelas anteriores dentro de la literatura guatemalteca, cultivados por Rodrigo Rey Rosa (Caballeriza), José Mejía (La muerte en Si menor) o Dante Liano (El hombre de Montserrat).
Sin embargo, Quiñónez también agrega elementos de esoterismo, por lo que también debe ser considerada como una de las novelas precursoras dentro del género de la novela negra. Dentro de la trama, se desarrollan actividades sobrenaturales, ritos satánicos, entre otros, por parte de los "malos" de la novela.
Esto se convierte en el primer acierto del novelista, ya que poco se ha desarrollado esta posibilidad dentro de la novela guatemalteca. El autor demuestra un buen conocimiento del mundo esotérico, el cual fue trasladado con detalle a la trama, enriqueciendo el argumento de esta novela policíaca.
Un segundo acierto es la sencillez, la limpieza y la brevedad de la novela. El autor seccionó en 20 capítulos la novela; cada uno de ellos promedia las tres páginas. Con ello, la lectura es bastante fluida. Quiñónez no se pierde en el vicio de los detalles innecesarios, y ofrece sólo los imprescindibles. Sin embargo, no por ello pierde riqueza, ya que las metáforas, símiles y otras comparaciones corresponden a un buen ejercicio retórico. Sensaciones, olores, imágenes visuales, son referidas con buen tino.
El argumento, además, es atractivo; es una historia a todas luces ficticia, con la cual el autor desarrolló su imaginación; la trama, por ello, no es previsible.
Un tercer, y tal vez el mejor acierto, es la visión que se ofrece en la novela sobre la ciudad de Guatemala. Como un eje transversal, sin que sea su verdadero objetivo, opina sobre la justicia y la seguridad del país, sobre los barrios bajos de la capital, la marginalidad, las subculturas y otros temas.
La ciudad de Guatemala, o la misma Guatemala, que se ofrece en la novela, pertenece a una visión novedosa; no es la que aparece en las guías turísticas ni en los periódicos, pero sí es una visión real, conocida por alguien que realmente ha estado inmerso en esta selva de asfalto.
Como algunas debilidades de la obra, se puede mencionar la falta de algunos detalles característicos de la novela policíaca. Los lectores acostumbrados a este subgénero narrativo, gustan de las intrincadas tramas, detalles que pudieran pasar inadvertidos y que resultan ser claves, o juegos mentales que retan al intelecto; pero me imagino que Quiñónez prefirió la sencillez y la austeridad de estos detalles para dar preferencia a la fluidez de la lectura.
FICHA TÉCNICAQuiñónez, Byron. El perro en llamas. Guatemala: Cultura (Colección narrativa guatemalteca, Serie Miguel Ángel Asturias No. 31), 2008. 82 páginas. ISBN: 978-99922-0-185-5
2 comentarios:
Se agradecería grandemente una pequeña nota sobre el autor. Enriquecería este magnífico trabajo periodístico.
Gracias por el elogio. Byron Quiñónez me parece que trabaja en la Editorial Cultura del Ministerio de Cultura y Deportes. Ha escrito y colaborado en diferentes medios del país, como Monitor, Taxi y otros. El perro en llamas es su segundo libro publicado. El primero fue "6 cuentos para fumar" por la Editorial X.
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