lunes, 4 de agosto de 2008

La vida rota de José María López Valdizón


La Editorial Cultura publicó y presentó en la Feria Internacional del Libro en Guatemala (Filgua) la reedición de "La vida rota", una compilación de cuentos del desaparecido forzosamente José María López Valdizón.

Con estos cuentos, López Valdizón ganó el Premio Casa de Las Américas, de La Habana, Cuba, en 1960. Pese a ello, el libro anteriormente era difícil de conseguir, ya que la primera edición había sido casi prohibida en Guatemala.

López Valdizón fue escritor en los años más crudos de la guerra interna en Guatemala. Debido a su actividad intelectual, fue forzosamente desaparecido en 1975, en la esquina de la parroquia La Recolección, en la zona 1 de la ciudad capital.

Como escritor, perteneció al a generación Saker-ti, es decir, esa agrupación de escritores, pintores e intelectuales que, a la luz de los gobiernos de la Revolución, se dedicaron a llevar el mensaje de modernización e igualdad a través de su arte.

Sin embargo, como ya se conoce la historia, la mayoría de los miembros de esta generación debió salir al exilio, ya que con la invasión de mercenarios de 1954, el terreno se volvió peligroso auspiciado por el fantasma anticomunista.

Pese a la peligrosidad, López Valdizón continuó por ciertos períodos en el país.
El grupo Saker-ti tenía por objetivo impulsar siete consignas, las cuales constan en su manifiesto inaugural. Las siete consignas, para resumir, era la aplicación de los ideales políticos y sociales del presidente Juan José Arévalo Bermejo.

Por la contrarrevolución, los intelectuales de Saker-ti encontraron en la poesía social y en el realismo crítico el campo de batalla; pese a la nobleza de estas posturas críticas, hay que señalar que en muchos casos, y no sólo en Guatemala, se reducían a panfletos políticos que ofrecían poca calidad estética.

En el caso de José María López Valdizón, y en especial en "La vida rota", que por mucho es su mejor libro, el libro no es un panfleto, sino que a través de una gran sensibilidad social, logra traducir el dolor de la pobreza, la muerte, el hambre, la locura, el alcoholismo, en fin, todos los problemas por los que pasaba el guatemalteco común y corriente durante los años sucios.

Es de resaltar que los cuentos de "La vida rota" gozan de un gran mérito, y es el factor sorpresa con el que López Valdizón golpea al lector en el final de cada relato.

Es, pues, la vida que gozan los personajes, pero de un momento a otro se rompe, para no volver. La vida es un aspecto positivo, como fórmula dentro de los cuentos, pero al final advierte el lector que no es así, que la vida se corta de tajo y sorprende.

Estas oposiciones, vida y muerte, son las constantes en los cuentos de este libro.

En el primer cuento, por ejemplo, "Mi niño nació difunto", tal vez el mejor del texto, se narra la historia de un padre que cuenta que su hijo se murió dentro del vientre de su esposa.

El oxímoron "nacer muerto" es un imposible, pero que adquiere sentido en este relato. No se puede nacer si se murió antes, por supuesto. Pero el dolor del no nacimiento de los hijos de unos padres que esperan con ansias por una vida nueva, es una de las mejores metáforas del libro.

"La vida rota", además, evoca las sensaciones y los sentimientos de la guerra interna. A lo largo de catorce relatos, López Valdizón logra describir una sociedad guatemalteca que se muere lentamente dentro de una guerra.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Mario:

No conozco el texto, y en los últimos años me he dedicado a leer otras cosas ajenas a la literatura. Sin embargo he venido notando que, al mismo tiempo que se está dando un auge de la narrativa "anecdótica" (por llamarla de un modo, no manejo los términos adecuados) sobre el conflicto armado, al mismo tiempo se está dando lo que parece ser una reescritura de la historia desde la literatura, por medio de los libros de Pérez de Antón y últimamente de Ronald Flores.

No conozco la calidad estética de estos textos, pero por comentarios (ojo, solo comentarios) sé que no han logrado salir de aquel estilo que prefiguró e inauguró el Bolo Flores con "Los compañeros", lo cual si bien no tiene nada de malo al mismo tiempo es una señal del esnobismo y conformismo que rodea a la mayoría de escritores de este país. Es rara la innovación, creo que solo en la poesía se ha dado esta innovación, mientras en la prosa ello es más limitado. Es mi opinión a ojo de águila, si conocés más detalles te agradecería.

Saludos cordiales,

Maya dijo...

Hola Diego, sería bueno que leyeras La vida rota para que forjes tu propio juicio y no a priori...