miércoles, 22 de octubre de 2008

El retorno de la poesía aforística


Hace dos meses, aproximadamente, Edgardo Barreda presentó su más reciente poemario Sueños de luz y sombras, un libro que rinde culto al aforismo y a la poesía brevísima.
Barreda (1947) es un escritor guatemalteco con poca proyección en los medios culturales, a pesar de tener varios poemarios publicados. Tiene un doctorado en Letras y Filosofía y es abogado de profesión.
De su anterior poemario, Mundo de contradicciones, una compilación de 40 años de poemas, he extrapolado una de sus características (o métodos) poéticas para construir su obra literaria. Pues, tal y como dice ese título, la contradicción es el germen de donde surge su sentimiento y/o idea.
El título de Sueños de luz y sombras también revela el gusto y la continuidad por la contradicción. En el poema que, tal vez, da nombre al poemario, titulado “Luz y sombra” (página 43), Barreda ofrece su visión por esta contradicción. La luz, como tradicionalmente se concibe, representa la razón, la inteligencia, la vida, el dominio sobre sí mismo; mientras que la sombra, todo lo contrario.
Barreda, con sus seis décadas de vida, debió de haber vivido una Guatemala -por no decir un mundo- polarizado, marcado por la contradicción, es decir, por la oposición de los discursos. Por ello, supongo que un discurso poético válido para esa generación surge en la insatisfacción, tal como lo expresa en el poema titulado “Inconformidad”:

Algo anda que no camina
algo viene que no anda. (p. 10)

El corto ejemplo anterior me conduce para señalar otra característica del poemario: la brevedad.
El aforismo, pensamiento breve, surge en poemas como “Del querer al ser”:

Quise ser poeta de esperanza
y el dolor me alcanzó en la esquina. (p. 12),

que inevitablemente me evocó un famoso graffiti de Madrid que dice:

La sabiduría me persigue, pero yo soy más rápida.

Otros ejemplos de brevedad en Barreda es un uso a semejanza del haikai, no por la versificación, sino por la estrategia de enunciar un objeto y luego metaforizarlo, como en “El trabajo”:

Hijo de mis manos y de la mente
puedes ser juego o castigo
alegría o cadenas de la vida. (p. 29)

La brevedad ya había sido estrategia válida en la literatura, como en el vanguardista español Ramón Gómez de la Serna con sus “Greguerías”, o en los aforismos intelectualoides que Augusto Monterroso otorga a su personaje Eduardo Torres en la novela “Lo demás es silencio”, en donde ofrece un verdadero culto a la brevedad:

Un fragmento es a veces más pensamiento que todo un libro moderno. En su afán de síntesis, la Antigüedad llegó a cultivar mucho el fragmento. El autor antiguo que escribió los mejores fragmentos, ya fuera por disciplina o porque así lo había dispuesto, fue Heráclito. Es fama que todas las noches, antes de acostarse, escribía el correspondiente a esa noche. Algunos le salieron tan pequeños que se han perdido.
La brevedad fue el ideal del futurismo de Marinetti y es un síntoma de un mundo acelerado. La velocidad posmoderna evade las palabras, pero el poeta aún siente la obligación de hablar; ése -considero- es la intención de Barreda, tal como lo expresa en “La palabra”:

Si ya todo se ha dicho si todo está escrito
nos quedaría solo callar para que los cangrejos
retrógrados duerman felices.” (sic) (p. 36),

dice el poeta con cierta amargura.
La brevedad casi aforística es lo más destacable de este poemario, compuesto por tres secciones, la mayoría con poemas de dos o tres líneas a lo sumo. Mucha de la temática de estos textos es idealista, moralista y romántica, características que gusta mucho a cierto tipo de público. Por ejemplo, poemas como “Buenos y malos”:

Lo que más daño le ha hecho a la Humanidad, es dividirla en buenos y malos y considerarse los buenos, con este triste pensamiento, se han cometido atrocidades contra pueblos enteros, donde habitan personas tan inocentes como nuestros pequeños hijos; todos los seres humanos tenemos sentimientos y un espíritu, y pensar que las guerras horrendas se cometen en nombre de la paz y la libertad.” (p. 26)

De nuevo surge la dicotomía y la contradicción entre la “luz” y la “sombra”; sin embargo, ya hay un tono moralizante que, aunque válido, corre el peligro de caer en el lugar común y en la opinión fácil pero sin profundidad; he ahí los peligros estéticos de este poemario.

Barreda, Edgardo. Sueños de luz y sombras -poemas y pensamientos breves- Guatemala: Palo de Hormigo (Colección Tres K-Tunes, serie Isabel de los Ángeles Ruano, No. 22), 2008. 51 páginas. ISBN: 978-99939-62-61-8.

2 comentarios:

PROSÓDICA dijo...

De acuerdo con Monterroso. Aparte que es más complejo decir lo que se quiere decir en pocas palabras bien dichas, que en varias revueltas.

No conocía de este poeta. Me ha gustado precisamente por breve y conciso, por que juega con las palabras.

Gracias por compartir.
Abrazos.

Anónimo dijo...

Este poeta es un copión. Copia, copia y copia. Lo sé porque lo conozco... demasiado lamentablente.