miércoles, 4 de febrero de 2009

La historia de amor que terminó en tragedia


Ana Elizabeth Ramírez Carías nació en Izabal. Como tantas personas, decidió que Estados Unidos le ofrecía mejores oportunidades que las que podía encontrar en Guatemala. Y su esfuerzo valió la pena.


En Wilmington, ciudad de California, encontró lo que necesitaba: un buen empleo en el Centro Médico Kaiser Permanent de Los Angeles; un esposo cariñoso, y cinco preciosos hijos, incluidas dos gemelas. Vivía una vida plena y realizada.


Sin embargo, el sueño se convirtió en pesadilla, y dentro de poco regresará a Guatemala dentro de un ataúd. Ella fue una de las víctimas del mes pasado, cuando su esposo, Ervin, la asesinó junto a sus cinco hijos, y luego él se suicidó.


HISTORIA DE AMOR



Ana Elizabeth conoció hace más de diez años a Ervin Lupoe, quien poco después se convertiría en su esposo; desde entonces, adoptó el apellido del cónyuge, y fue conocida como Ana Lupoe.


Los niños no tardarían en llegar. Brittney fue la primera, nacida hace ocho años; luego, la doble bendición de sus hijas gemelas Jazmin y Jassely, que nacieron hace cinco años; tres años después, nacería el primer varón, Benjamín. Y, apenas hace cuatro meses, la familia se completaba con Christian.


Todo parecía ir bien. Ervin y Ana trabajaban en el centro médico, como técnicos en el área de salud.


PROBLEMAS



Sin embargo, el 19 de diciembre del año pasado, según relata Ervin en una carta que dejó antes de morir, habían tenido problemas, por una supuesta falsificación de documentos que habían hecho para recibir beneficios para sus hijos.


Esto molestó a la empresa, y el 22 de diciembre –al parecer- ya habían decidido despedirlos, pero no se los notificaron. Al día siguiente, Ervin llegó al trabajo como siempre, pero el administrador de la empresa le dijo con burla: “Usted ni siquiera debió haberse molestado en venir a trabajar hoy; mejor debió haberse volado los sesos”, describe Ervin en la carta mencionada.


Según Marquida Roberson, la hija de un empleado de esa empresa, comentó que su padre se ha quejado usualmente de que “el administrador puede ser un poco desagradable”, en alusión al problema suscitado con Ervin y Ana.


Ervin, confundido por las palabras del administrador, se avocó con el jefe del sindicato. Éste le recomendó que dejara pasar un tiempo, y que él se encargaría del asunto. Con un par de llamadas, el sindicalista averiguó que el caso de los Lupoe aún no era conocido por el Departamento de Recursos Humanos, en donde hubiese llegado el supuesto despido.


Por eso, Ervin y Ana se retiraron tranquilos de que todo se trataba de un malentendido, y se fueron de las oficinas donde laboraban. Dos días después, se enteraron que, en efecto, los habían despedido.


“Regresamos a Kiaser Permanent para dar por concluida la relación laboral, y para pedir nuestra licencia de trabajo, que nos permitiría buscar otro empleo. Sin embargo, nos dijeron que no la encontraban y que iban a investigar con otros empleados para ver si no la habían tomado. Pocos días después, al volver a reclamar, nos dijeron que las licencias ya nos la habían enviado por correo”, describe Ervin en la carta.


Pero todo era una mentira. Las licencias nunca fueron enviadas y la empresa cerró toda forma de contacto con los Lupoe.


“Así que después de un terrible calvario, mi esposa (Ana) sintió que era mejor dar por terminadas nuestras vidas, y pensamos ¿por qué dejar a nuestros hijos en manos de otras personas?”, justifica en la carta la razón del supuesto suicidio de la pareja.


“Por otra parte, todo parecía que era Kiaser Permanent quien nos quería matar y a nuestra familia, ya que no hicieron nada para ayudarnos; sabiendo que no podíamos trabajar sin la licencia, y con cinco niños menos a los ocho años y sin ningún lugar a dónde ir… Así que aquí estamos”, concluye en su carta Ervin, la cual fue redactada en computadora.


Al final, con su mano, escribió “Oh Señor, Mi Dios, no hay esperanza para el hijo de una viuda”, con lo cual intenta justificar el asesinato de sus hijos, ante el hecho de que se quedarían huérfanos ante la decisión de la pareja.


“Mi corazón está con ellos (…) es un poco triste pensar lo que le ocurre a un desempleado que está pidiendo ayuda para su familia. Me gustaría saber lo que otros pueden pensar cuando han perdido su trabajo. A mí, primero me dio por llorar, y segundo pensé que qué va a hacer este gobierno para combatir los problemas económicos para que más familias no puedan morir así”, comentó Roberson.


Durante casi un mes, los Lupoe habían intentado sobrellevar la situación. Ervin había intentado contactar a un medio de comunicación para publicar su caso, pero esta lucha fue infructuosa.


SIN MALDAD



Yolanda Lupoe, hermana de Ervin, rechazó las críticas que éste había recibido tras el hecho, ya que decía ella que era un hombre bueno.


“Ellos eran una familia asombrosamente feliz, muy unida, justo como su foto familiar. Ellos se reían, sonreían constantemente. ¿Por qué? ¿Por qué tuvo que pasar esto?”, comentó Yolanda.


“Descubrí que mi hermano era un padre muy compasivo, amoroso, que quería mucho a su familia. Él era muy protector y amoroso”, concluyó Yolanda, en alusión de que su hermano no era violento, sino que la situación de pobreza por la que pasaban los obligó a este hecho trágico.


ENTIERRO



Como miles de migrantes guatemaltecos, Ana también retornará al país, gracias a los trámites que se realizaron para poder repatriar su cuerpo. Así, terminará su historia de amor con Ervin, que pese a haber pactado su muerte, quedarán separados físicamente en sus entierros.


Según fuentes de la Cancillería de Guatemala, en el Consulado de Los Angeles, se llegó a la decisión de que el cuerpo de Ana Elizabeth retornará a Guatemala, junto al de sus tres hijas: Brittney y las dos gemelas. Mientras que el cuerpo de Ervin y los dos niños serán incinerados y quedarán en Los Angeles.


Ésa fue la decisión a la que llegaron las familias Lupoe y Ramírez, cuando se reunieron en el consulado. Ya se han iniciado los trámites legales para repatriar el cuerpo de Ana. Al venir al país, será trasladada a Río Dulce, y ahí será velada y sepultada.



Descanse en paz, esta triste historia de amor.

No hay comentarios: