jueves, 12 de marzo de 2009

Maté un hombre, pero nadie me castigará


En 1998, hubo una especie de “paranoia”, no sé por qué, por el temor de iniciarse una nueva Guerra Mundial. O al menos, eso reflejó el cine. Ese año, Spielberg puso en las salas de cine Rescatando al soldado Ryan, una historia interesante, que él dilapidó con exceso de balas. A mí me parece clara su intención, y era recordar el horror de la guerra, pero no a través de criterios bien fundamentados, sino a base de temor. Es como decirle a un niño que se duerma o que coma, amenazándolo con llevarlo con un bolito para que se lo lleve. Es decir, intentar evitar algo, sembrando terror.


Rescatando al soldado Ryan, como dije, es una buena idea. Se basa en un hecho real, y sucede que durante la Segunda Guerra Mundial, de cuatro hermanos, tres murieron relativamente en fechas cercanas, y para evitarle un dolor mayor a la madre, la Comandancia General ordenó rescatar al hermano vivo de una forma prioritaria.


Pero a mí la película no me gustó. Más bien, la odié. Las escenas excesivas de los combates las sufrí. Ésta la vi en el cine... no sabía dónde esconderme, porque todo me parecía tan obsceno. Casi lloré.


Pero, en cambio, en el mismo año, surgió otra película, con tema similar, pero con tratamiento distinto. La delgada línea roja es una obra de arte. De igual forma, trata de la Segunda Guerra Mundial, básicamente el desembarco de las tropas gringas en costas japonesas.


Sin embargo, tuvo un tono filosófico y la fotografía fue de lo mejor. Se basa en múltiples historias, del fluir psicológico de quienes participan, desde el General que dirige la batalla (quien se cuestiona si sus decisiones son correctas), hasta los soldados rasos.


La película está llena de varias “estrellas”, pero -pese a ello- no influyó en la taquilla, ni en el montaje final de las escenas. Tal fue así, que George Clooney, por entonces muy popular por su papel en ER, había sido contratado y utilizado en varias escenas, pero al final sólo fue montado en una escena, sin importar su condición de estrella. Clooney pidió a la producción que mejor quitaran esa escena, y que lo sacaran de los créditos. La producción no aceptó.


De igual forma, participaron John Travolta, Nick Nolte, Woody Harrelson, Sean Penn (éste con una participación más destacada), entre otros.


Sin embargo, el peso filosófico lo llevó James Caviezel, que después protagonizara La pasión de Jesucristo, la espantosa película de Mel Gibson.


En La delgada línea roja, Caviezel encarna a un soldado raso, que se opone a la guerra. Se fuga de las tropas, pero en vez de encarcelarlo al encontrarlo, lo obligan a seguir incluido en las tropas. Él, por supuesto, se opone sistemáticamente. Él reflexiona sobre la guerra, y no ve a los japoneses como unos “hijos de la gran puta” (como sí lo hace Spielberg en Rescatando al soldado Ryan con los alemanes), sino como personas que el destino colocó del otro lado, pero que tampoco merecen ello.


Hay una reflexión -que no la dice Caviezel, sino otro actor que no reconozco- digna de comentarse. Un soldado, en plena batalla, logra matar a un japonés. Con júbilo, se voltea hacias sus compañeros y les cuenta su “hazaña”. Pero dentro de sí, reflexiona: “He matado un hombre, el peor de los crímenes; pero nadie me puede castigar... nadie me va a castigar, he incluso me van a premiar: es terrible” (o algo así, no lo estoy citando textualmente).


Rescatando al soldado Ryan, abusa de las escenas violentas. En cambio, En la delgada línea roja, constanmente hay constrastes, incluso sin motivo alguno, entre la guerra, y la naturaleza. Flores hermosas, animales en paz, una fina telaraña, un feo vampiro, son motivos para que el fotógrafo prefiera sacar esas escenas a la violencia de la guerra... y es hermoso, en verdad.


El personaje de Caviezel empieza y termina de la misma forma, sólo que con sentidos distintos. Es una película bella y que demuestra cómo se narran las historias y cómo se transmiten las ideas. Paradójicamente, Rescatando al soldado Ryan terminó ganando varios Oscar, y La delgada línea roja, puras habas.


FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: The Thin Red Line

DIRECTOR: Terrence Malick

PRODUCTORES: Robert Michael Geisler, Grant Hill y John Roberdeau

Guión Terrence Malick, de la novela de James Jones

MÚSICA: Hans Zimmer

FOTOGRAFÍA: John Toll

INTÉRPRETES: James Caviezel, Sean Penn, Adrien Brody, Ben Chaplin, George Clooney, John Cusack, Woody Harrelson, Elias Koteas, Jared Leto, Dash Mihok, Tim Blake Nelson, Nick Nolte, John C. Reilly, Nick Stahl, John Travolta, John Savage, Mark Boone Junior y Randall Duk Kim.

PAÍS: Australia

AÑO: 1998

DURACIÓN: 164 minutos aprox.

PRODUCTORA: 20th Century Fox

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