miércoles, 13 de mayo de 2009

Paris vaut bien une messe


París -como dice el dicho- bien vale una misa. La frase la habría dicho Enrique IV de Francia, que debió aceptar el catolicismo (y por ende, participar en una misa) para poner fin a la guerra que procuraba evitar que el Rey no fuese un calvinista, como él. Tras nueve años de guerra, esta frase habría puesto fin a la guerra.


La frase es hoy utilizada indistintamente para valorar París. Y está bien. Pero, si se tratase de precios, a pesar de que una misa en estos días es carísima, París es en realidad una de las ciudades más caras del mundo.


Quizá no; quizá cometo el error de estar calculando el precio en quetzales de todo; pero me he dado cuenta que nuestra moneda no vale nada… de hecho, el dólar no vale nada y nuestro quetzal está basado en el ir y venir del dólar.


Pero, pese a ello, he estado en otras ciudades de Francia y en París, al menos, está al doble del precio todo.


Un pedazo de carne, con papas, pan, café y vino son más de 200 quetzales en París.


Por eso, siguiendo los consejos de compañeros, he optado por abandonar los cafés y he ido a las tiendas a comprar, como si estuviese haciendo el super.


Repito, quizá sea una exageración mía, o quizá no nos demos cuenta de lo poco que vale nuestra moneda, y que, en cambio, en realidad Guatemala sea más cara, cosa que lo creo también.


Y es que tiene su precio vivir en una ciudad que respeta al peatón, que no tiene basura tirada en sus calles, que es segura, en la que podés caminar a las once de la noche sin peligro, etc. Todo ello tiene su precio. Claro, quisiéramos que en cualquier lado se tuvieran estas garantías mínimas.


Pero, cuando se intenta aumentar el precio de los impuestos, usualmente la reacción es la misma en ricos y pobres, o más bien en ricos que hacen recorrer su pánico entre los pobres para que éstos se quejen del alto costo de la vida.


Y sí, es cierto, en Guatemala hay gente que no come porque no tiene, pero eso es porque no hay trabajo digno, y no tanto porque sea caro.


Total, pensé que todo esto tiene su precio, porque no sería lo mismo querer estar acá y no pagar tanto, como si fuese esto el Puerto de San José, con oferta de cervezas en Semana Santa.


Sí, París es más costosa que una misa.

1 comentario:

Carolina Chang dijo...

Recuerdo que mientras viajaba en Francia, compraba baguettes, camembert, nutella y vino. Ingredientes para cualquier tiempo de comida; trataba en los días de más actividad, comer una comida formal, que normalmente paraba siendo una crepe de carretilla!

Ahora, estoy leyendo un libro de hábitos alimenticios parisinos durante las cuatro estaciones, la autora de: "French Women don´t get fat". Siento que me saboreo cada fruta y verdura, realmente tienen un sentido degustativo muy desarrollado, eso sí, te aseguro que los franceses invierten más en el super que los norteamericanos y los británicos, siendo éstos últimos los que tienen un salario más alto que los parisinos...

Qué rico por tí... la ciudad de las luces... recuerdo caminar por la noche, por uno de los tantos puentes, fue tanta mi sorpresa cuando ví la Tour Eiffel que terminé con los ojos acuosos de emoción...

Ya hubiese querido estar allí contigo, disfrutando de un café y hablando de impresionismo... no te pareció fascinante el cielo de París? cómo no entender a Monet?

Besos chíquiris... au revoir!