Libre albedrío: capacidad del ser humano para escoger entre el bien y el mal.
Libertad: capacidad del ser humano para escoger entre un bien y un bien mayor. La libertad no es capaz de escoger el mal.
Los animales no tienen libre albedrío, por tanto (o quizá por ello es que) no pueden ser malos.
El ser humano no puede ser malvado por naturaleza. Sin embargo, cada vez que no escoge el bien mayor, se hace más esclavo, y por tanto, le cuesta volver a la senda para elegir el bien mayor.
Libertinaje: escoger entre el bien y el mal, lanzando una moneda. Ser libertino, solo denota que se tiene atrofiado el criterio para escoger entre un bien y un bien mayor.
Maldad: a las personas que usual y moralmente se les califica de “malos”, también tienen criterios para elegir. En sus elecciones, intentan escoger ciertamente el bien que consideran mayor, y quizá lo hagan así. Lo que pasa es que tienen atrofiados los criterios, y a veces hay que preguntarse si ese “bien mayor” es para sí mismos, o para todos.
El que no tiene criterios para llegar a ese bien, no sabría cómo conseguirlo de nuevo. Por eso es que el alma sin bondad se aferra a lo que tiene, porque no confía en sus criterios para alcanzarlo de nuevo. Por ello, el que no es libre, tiene un corazón miedoso.
Perfección: escoger el bien mayor para todos, o, al menos, para la mayoría.
Y vos, ¿sos libre, o solo hacés uso de tu libre albedrío?
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