miércoles, 18 de abril de 2012

Oficios infames


Existen tres tipos de trabajos: 1) los que nadie más sabe hacer, 2) los que nadie más quiere hacer y 3) el resto de trabajo, en los que estamos la mayoría y sobre ellos descansa buena parte de la economía nacional y familiar.

Cuando un país favorece el primer tipo de trabajos, significa que el desarrollo social y la economía van por buen camino. Las personas están en capacidad de fomentarse un buen futuro, y lejos de estar preocupados por su plaza laboral, buscan mejorar su conocimiento y su rendimiento. Hablamos de plazas que requieren de alta preparación, academia, creatividad, compromiso y, por supuesto, alta remuneración.

Por el contrario, cuando empiezan las crisis económicas, como las que padecen Estados Unidos y la Zona Euro, incluso los trabajos Tipo 2 empiezan a ser anhelados. Los que comúnmente, en los últimos años, habían sido ejecutados por migrantes indocumentados, las políticas migratorias tienden a ser más agresivas, a fin de liberar incluso estas plazas.

En el tercer tipo de trabajos no hay mucho que decir. Son plazas que el mismo sistema educativo se encarga de generar a los laborantes. También se puede evidenciar el grado de desarrollo del país, según el tipo de estas plazas. En nuestro país, se refieren a jornaleros agrícolas, maquileros, mineros, ventas al detalle y los mal llamados “call centers”, que más bien deben ser nombrados como ventas por teléfono.

Con este esquema, es obvio en dónde nos ubicamos en nuestro desarrollo económico, laboral y educativo. Más evidente es que los trabajos Tipo 1 en nuestro país están prácticamente con una baja oferta, y quienes pretenden optar a ellos, deben emigrar. Fuga de cerebros, le dicen eufemísticamente. Autoexilio, podría ser un término más preciso.

Pero el título de esta columna se refiere, más bien, al segundo tipo de trabajos: los que nadie quiere hacer. Sin embargo, por la grave crisis de empleo formal que existe en nuestro país, estos cada vez se van sumando a los empleos Tipo 3, es decir, los normales. Cada vez, nuestra economía tiende a condenarnos a estos oficios infames, considerándolos como normales. Poco a poco, el desorden de las carreras a nivel diversificado y universitario, tenderán, empezarán a ofrecer un Bachillerato en Medicina, Licenciatura en Panadería o Maestría en Empresas Familiares, cuya carga académica no sirve para nada.

Y, para hacernos creer que estamos elaborando un trabajo altamente tecnificado, estos oficios infames empezarán a tener nombres pomposos, y que incluso se tenga un diploma que nos acredite como capacitados para el oficio, otorgado por nuestro poco estimulante sistema educativo.

He elaborado el listado de los 15 oficios más infames (de menor a mayor infamia) de nuestro país, con la propuesta de la carrera por seguir, para que algún colegio (de esos que funcionan en una casa por las noches) los ofrezca, con previa autorización del Ministerio de Educación.


  1. Ingeniero en ventilación neumática: patojo chispudo para pinchazo.
  2. Administrador de recursos capilares caninos: peluquero de perros.
  3. Gerente de logística de transporte unipersonal: taxista o tuctuquero.
  4. Doctor en Ciencias del Bien Inmueble: conserje.
  5. Psicólogo de la risa, homeópata en risoterapia: payaso para fiestas infantiles.
  6. Ingeniero automotriz con maestría en recursos hidráulicos: patojo chispudo  en car wash callejero.
  7. Piloto de pruebas en ambientes urbanos: motorista de entrega de comida rápida.
  8. Doctor en Todología: albañil, plomero, jardinero y cualquier trabajo que tenga pendiente que hacer en casa.
  9. Licenciado en Pedagogía Móvil: piloto de bus escolar.
  10. Administrador de Espacios Urbanos: cuidacarros.
  11. Corredor con bolsa y sin valores: vendedor ambulante.
  12. Licenciado en Comercio Interior: chiclero.
  13. Pedagogo con maestría en fomento empresarial: explotador de niños.
  14. Alquimista con diplomado en resolución de conflictos: sacabolos.
  15. Equilibrista del nunca jamás: cobrador de cuentas incobrables en zonas rojas.

¿Más propuestas? Bienvenidas.

No hay comentarios: