Los ticos,
que dicen ser pura vida, recién ganaron el Grupo de la Muerte en el Mundial de
Brasil 2014. ¿Paradoja? No lo creo. Los costarricenses empezaron desde hace
varias décadas para elevar el desarrollo humano de su población, especialmente
confiando en ellos mismos.
En estos
días, supongo que a la mayoría de los guatemaltecos se sintió identificada con
el buen papel que realizaron los ticos en el Mundial. Eso es bastante
comprensible, a sabiendas de que la realidad costarricense es similar a la
guatemalteca (salvando enormes diferencias en ciertos temas). A lo que voy es
que los aficionados guatemaltecos pueden ver en los equipos centroamericanos
realidades similares, como verse a un espejo. Al menos, es lo más cercano a
nuestro país que se podrá ver en este Mundial.
El “milagro
tico” se inició en la década de los cuarenta, casi al unísono con Guatemala;
ambos países se mostraban afectados por la crisis de 1929 en la Bolsa de
Valores de Estados Unidos y por la II Guerra Mundial. En la misma década,
Guatemala y Costa Rica enfrentaban grandes reformas sociales, de la mano de
hombres cultos.
Ello, por
supuesto, movió a los sectores poderosos que se sentían desplazados, y en
Guatemala se gestaron varios intentos de golpe contra Arévalo Bermejo, los
cuales continuaron hasta la presión para que Arbenz renunciara. En Costa Rica,
por su parte, se desencadenó una guerra civil en 1948, que motivó que un año
después se suprimiera el Ejército.
Pero no
solo era una simple erradicación de las fuerzas armadas, sino que se inició el
proyecto de nación para que los fondos militares se destinaran específicamente
para la educación. A partir de los cincuenta, los ticos empezaron a confiar en
su gente, en su propio recurso humano, es decir, en educarlos y capacitarlos.
Mientras
que en Guatemala, el Congreso de la República no pudo restarle poder al
Ejército en la Constitución del 45 y, por el contrario, creó una doble figura
de autoridad en la institución armada, para albergar las personalidades de
Jacobo Arbenz (que representaba al ala académica) y a Francisco Javier Arana
(afín a los militares de carrera), y que posteriormente acentuaría la división
militar, que impactaría más en la Contrarrevolución, en el MR-13 de noviembre y
que actualmente aún se nota cierta división castrense.
Pero como
estamos hablando de futbol y de Costa Rica, cabe decir que de la mano de la
eliminación del Ejército se dio un proceso generalizado en ese país para
promover el desarrollo humano entre la población. Los equipos de futbol ticos
empezaban por esa época, el trabajo base para tener a niños y que estos
empezaran a jugar de forma recreativa. Si bien, desde hacía años lo estaban
haciendo (quizá en los años veinte) en los inicios de los cincuenta tomó mayor
auge.
Aunque el
proceso tardó en cuajar (lo cual nos indica que no hay soluciones rápidas),
casi tuvieron que pasar dos generaciones para que Costa Rica fuera a su primer
Mundial, en Italia 90, aprovechando el vacío que dejó México en esa época,
suspendido por la FIFA por falsear expedientes de los jugadores.
Costa Rica
aprovechó la ausencia de México y representó, junto a Estados Unidos, a la
Cocacaf en ese Mundial. Luego la FIFA aumentó plazas a nuestra confederación, y
habitualmente los ticos han dominado la región de Centroamérica y siempre están
pujando por clasificar, lográndolo nuevamente en 2002, 2006 y 2014.
O sea, no
se trata de algo conseguido por casualidad, y siempre en mejora. Los equipos
ticos, al menos los más fuertes, forman bases en los niños, adolescentes y
jóvenes adultos, que sirven de semilleros para sus mayores. Al igual que en
Guatemala, tienen un límite de contrataciones de jugadores extranjeros en su
liga mayor, pero usualmente no llegan a ese límite, porque confían en su
recurso humano, y casi no tienen futbolistas foráneos.
Se trata de
un modelo más parecido al sudamericano, en que los equipos tratan de darle la
oportunidad a los jóvenes de la comunidad, lo cual sirve no solo para competir
en el torneo local, sino también para que los jóvenes tengan una opción de
futuro.
Los sueldos
para los futbolistas ticos son relativamente bajos, contrastados con la locura
que se vive a nivel mundial. Ello impulsa a que los jugadores se esfuercen en
destacar y salir a jugar al exterior. Si no estoy mal, actualmente tendrán poco
menos de cien legionarios jugando en el extranjero, algunos en las mejores
ligas a nivel mundial, como en España, Holanda o Inglaterra.
Por último,
la mayoría de entrenadores de la liga mayor en Costa Rica son nacionales, salvo
unos pocos extranjeros, pero que no son importados, sino que ya han permanecido
en el país por varios años. Es decir, que prácticamente viven en Costa Rica y
la superación de su recurso humano significa la superación de sí mismos.
Mientras
que Guatemala, sigue el proceso contrario, en un modelo más parecido al
mexicano, en que se prefiere contratar más extranjeros que nacionales. En la
Liga Mayor, pueden jugar cuatro jugadores extranjeros. Y para poder evadir la
regla, nacionalizan en forma fugaz a jugadores foráneos para que puedan jugar
como nacionales, restándoles espacios a los jóvenes de la comunidad.
La mayoría
de técnicos son extranjeros. De doce equipos, solo tres tienen entrenadores
nacionales, entre ellos el Deportivo Marquense, que además jugó solo con
nacionales el torneo pasado, pero más por un tema económico que por convicción.
Y, por
último, los sueldos de los futbolistas en Guatemala son relativamente mayor que
el resto de Centroamérica, por lo que a muchos de los jugadores nacionales se
acomodan a ganar bien acá, en vez de ir a picar piedra a un equipo extranjero,
como bien lo hacen los ticos, los hondureños y los panameños.
Lo del
futbol solo es una excusa para hablar del desarrollo humano de la región. El
éxito en el balompié y el deporte en general es solo un reflejo del nivel
educativo, nutricional, social y de salubridad de la sociedad. No se trata,
pues, de llegar por la fuerza a un Mundial, como pretenden hacer las
autoridades futbolísticas del país, e incluso las estatales. Se trata de que el
deporte, en especial el futbol, evidencie el buen desarrollo humano que
tenemos, tal y como lo está demostrando Costa Rica en este Mundial.
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