miércoles, 23 de julio de 2008

Sobre La Mocosita, elefantes blancos y otros paquidermos


Es sorprendente cómo Henry Mancini logró capturar en una pieza musical el baile del elefantito. Es lamentable la decisión de una compañía de celulares el haber incluido esa canción en uno de sus anuncios comerciales. Y no porque se hayan equivocado, sino que, con la muerte de La Mocosita, las nostalgia nos invade ante el que, al parecer, era un símbolo de la ciudad capital.
tito.
Y no lo entiendo; quiero saber qué son los elefantes para nuestras almas.
Según sus simbolismos, los elefantes representan la fuerza, la prosperidad, la longevidad y un recuerdo largo, casi eterno. Por ejemplo, si soñamos que montamos un elefante, significa que deseamos o que sentimos el éxito, apoyados por personas poderosas.
Si alguien está enfermo, soñar con un elefante significa que siente una curación pronta. Yo creo que por eso nos provocó una gran impresión ver a La Mocosita enferma, convaleciente y muerta, a pesar de todo, porque un paquidermo nos parece todo lo contrario.
Según cuentan, La Mocosita estaba ya bastante enferma, no de muerte, pero su salud no era buena. El descuido de siempre; creo, aunque las autoridades lo nieguen. Tampoco merecen la condena, porque mantener a un elefante no ha de ser fácil.
Sin embargo, aún sin recuperarse, La Mocosita dio una última función el sábado por la tarde, caminando por el filo del foso, como era su costumbre para entretener a los visitantes, tal como lo hace el pueblo de Guatemala, caminando al filo de la muerte y la pobreza, enfermos, sin tener la posibilidad de convalecer, afrontando la vida, hasta que, al final, en el crepúsculo, se pueda descansar un poco, antes de afrontar de nuevo el purgatorio.
Me asombra, también, la compasión que existe entre los mismos animales, al ver cómo la otra elefanta, Bombi, era capaz de apoyar con su larga trompa a La Mocosita. Me pregunto por qué algunas personas de nuestra sociedad no son capaces de ofrecer actitudes de empatía.
Pienso en otros elefantes de nuestra sociedad, como los llamados "elefantes blancos", expresión que, según el Diccionario de la Real Academia, se dice de algo o alguien que es costoso de mantener y que no produce utilidad alguna.
El Parlacen, el mismo Congreso, la SAAS, el Consejo Nacional de Adopciones, el DECAM, ANACAFÉ, la cooperación internacional, nuestras ONG, los fideicomisos, los deslumbrantes sueldos de los altos funcionarios, el TSE, los ministerios, la PNC, el programa de fertilizantes, el Ejército, y, en fin, un montón de puntos suspensivos para que usted complete la lista, son parte de ese gran elefante blanco que los guatemaltecos mantenemos, sin que nuestro país salga de los deshonrosos niveles de vida que nos posiciona entre las peores naciones del planeta.
Por otro lado, el escritor español Ramón María del Valle Inclán, en su obra "Luces de bohemia", observaba la figura de los elefantes en un modo negativo, cuando el protagonista, Max Estrella, cae en la cárcel y conversa con un reo:
"MAX: Todos los días, un patrono muerto, algunas veces, dos... Eso consuela. / EL PRESO: No cuenta usted los obreros que caen... / MAX: Los obreros se reproducen populosamente, de un modo comparable a las moscas. En cambio, los patronos, como los elefantes, como todas las bestias poderosas y prehistóricas, procrean lentamente. Saulo, hay que difundir por el mundo la religión nueva. / EL PRESO: Mi nombre es Mateo. / MAX: Yo te bautizo Saulo. Soy poeta y tengo el derecho al alfabeto. Escucha para cuando seas libre, Saulo. Una buena cacería puede encarecer la piel de patrono catalán por encima del marfil de Calcuta". (escena sexta).
Tal escena, me recuerda que otras personas ya habían usado como metáforas de lo feo a otro animal grande y anacrónico, como "El dinosaurio" de Augusto Monterroso.
Disculpen la reflexión que incluso es nostálgica. Sólo me da tristeza que en nuestra sociedad se estén borrando esos elefantes que nos traen buenos recuerdos de nuestra niñez y de nosotros mismos, y que los elefantes prehistóricos de Guatemala aún permanecen, tornándose, cada vez, más blancos... Usted sabe cuáles son.

Fotografía tomada de http://profesorbrinco.blogspot.com/


4 comentarios:

Juan Pablo Dardón dijo...

Fabuloso texto vos, informativo y arranca dos que tres suspiros al recordar a tan lindo animal. Pienso si sería bueno cremarla e irla a dejar al Ganges... un abrazo mano siempre es un gusto leerte!

la-filistea dijo...

Mario:
Gracias por su tema, por hablar de la Mocosita de esa forma como la recordamos todos, me acuerdo mucho de su piel, eso me causaba tremenda impresión cuando la veía.

Saludos.

Mario Cordero Ávila dijo...

Gracias, amigos, por sus comentarios. Sí, creo que tirar sus cenizas al Ganges es un digno final para La Mocosita; gracias Juan Pablo.
Filis: yo también me recuerdo mucho de los animales, no sólo de ella, del zoológico; me da lástima que estén en condiciones de reos, pero eso uno no lo piensa de niño.

Anónimo dijo...

Que tristeza saber que la próxima vez que vaya al ZOO ya no estará la Moco, nustra viejita consentida por fin es libre.............
Encuato a los elefantes blancos, alli si yo creo que muchos moriremos antes que ellos pero eso sí, del infierno no se salvan. Costa Rica nos viene dando una cátedra de lo que puede ser un pais sin ejercito pero mientra siga siendo una mina de oro para los mañosos, así seguirá.
Por último a mi también se me hace de mal gusto oir el "Paso del elefantito" en comerciales, temas como esos, deberían de ser sagrados y, me imagino que con lo ladronotes que son los de las empresas de telefonos, seguro ni derechos pagaron.