sábado, 3 de septiembre de 2011

Efraín Recinos: Me dan vergüenza los homenajes



El jueves que recién pasó, se abrió a exposición un doble homenaje a Efraín Recinos, uno de los artistas guatemaltecos con mayor relevancia en el siglo XX. La galería El Attico (4ª. avenida 15-45 zona 14) y la galería Ana Lucía Gómez (16 calle 7-30 zona 14) inauguraron la muestra “Efraín Recinos: celebrando su legado”, la cual estará abierta al público hasta el 29 de septiembre.

Por la trayectoria, Recinos se constituye en el artista guatemalteco vivo más relevante del país. A sus 83 años cumplidos, le corresponde ser guía y modelo para las nuevas generaciones. En estas etapas de la vida, las grandes personalidades –si no les traiciona la ingratitud- deberían estar recibiendo homenajes. Pero en Guatemala, nuestros héroes (como fue el caso de Mateo Flores, por citar un ejemplo reciente) mueren en el olvido.

Es por ello que se destaca que desde el año pasado, Recinos haya empezado a recibir reconocimientos y homenajes a su obra. Al cuestionarle al respecto, sobre cómo se siente él con respecto a estas celebraciones, confesó: “A mí sinceramente me da mucha pena”.


A partir de estas palabras, fue comentando a grandes rasgos toda su obra, la cual fue realizada a través de una gran consciencia social y nacional, sensibilidad, experimentación y, sobre todo, con mucho amor: “quizá en esto sí puedo ser ejemplo”.

UN ARTE NACIONAL

Desde su perspectiva, su obra debe empezar a analizarse desde lo arquitectónico. Y el mejor ejemplo de ello es el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias y, específicamente, el Teatro Nacional, parte de este complejo.

Debido a que esta obra se construyó con financiamiento del Estado, Recinos explica que era primordial que la obra tuviera características guatemaltecas. “Por eso, la arquitectura estatal es la más cara de todas, porque la pagamos entre todos”, explica.

A partir de esta obra, Recinos desarrolla su concepción sobre un arte y arquitectura guatemalteca. En primer lugar, lo que fue primordial antes que la obra arquitectónica fue reforestar el área, cumpliendo una función ambiental, para que el centro cultural, al estar al centro de la ciudad, fuera capaz de absorber los gases contaminantes de los vehículos.

Es decir, como un primer paso de la búsqueda de un arte nacional, es pertinente que la obra se muestre en equilibrio con el entorno, y que su ubicación no sea un abrupto detalle que desencaje. Por eso, luego de un largo período de tiempo en que él se desligó de la construcción, y que ésta no avanzó por falta de fondos, Recinos fue llamado para retomar el proyecto, el cual era mucho menor a lo proyectado inicialmente, y sin posibilidades de modificarse, ya que los cimientos estaban hechos.

Entonces, Recinos pensó en el entorno y en el paisaje. Inicialmente, lanzó líneas que venían dadas por los remates de la ciudad, es decir, el volcán de Agua y el de Pacaya. En los distintos ángulos del Teatro Nacional, hay relación directa entre las inclinaciones de estos colosos y la obra.

Posteriormente, se haría una relación con el pasado, siendo la arquitectura maya la que aportaría otros elementos para continuar con la obra. La diferencia, según Recinos, es que la arquitectura maya estaba destinada para utilizar los edificios por fuera, mientras que esta obra se destinaba su utilidad para dentro. Entonces, incluyó las escalinatas que comunican los diferentes niveles del teatro emulando las escalinatas mayas.

Finalmente, para terminar de dar forma al exterior del teatro, se moldeó su forma para que hiciera un homenaje a la marimba. En cuanto a los colores, el azul y blanco del cielo (de ese entonces, según Recinos, porque ahora hay mucha contaminación) era lo ideal. Por dentro, el teatro presenta una gama de colores que van desde el rojo hasta el anaranjado, para otorgar calidez a quienes están dentro.

Por dentro, el teatro muestra técnicas muy avanzadas en cuanto a acústica. La inclusión de los balcones laterales –no sólo como elementos decorativos, sino también acústicos-, así como los materiales que revisten la sala principal, hacen que la audición sea prácticamente perfecta, logrando escucharse estando la sala llena, o bien vacía.

Otro de los motivos de orgullo de Recinos es que el teatro resultó relativamente barato, ya que otros teatros y salas de ópera que se construían paralelamente en el mundo (Londres, Nueva York, Sidney), el Teatro Nacional de Guatemala se construyó con recursos hasta diez veces menos que otras obras.

ARTES PLÁSTICAS

Tras explicar su estética nacional a través de sus reflexiones con el Teatro Nacional, se pueden lanzar líneas similares hacia su escultura y pintura. Un arte que surja de la reflexión de la realidad y las condiciones de Guatemala, y que evite ser simple copia de estilos de lo que se produce en otras partes del mundo.

Una anécdota curiosa que señaló Recinos es la que tiene que ver con los materiales utilizados en su Marimba, obra escultórica que está en exhibición permanente en el Museo Nacional de Arte Moderno de la zona 13. Debido a las formas, él consideraba que lo ideal era utilizar plywood. Sin embargo, él conocía que esta madera no era muy duradera y que se apolillaba pronto. Además, numerosos críticos le hacía ver esto. Pero él, conversando con carpinteros, le indicaron que el plywood que se producía con maderas de Guatemala era de una calidad más duradera. Entonces, pese a las críticas agoreras que decían que la obra se echaría a perder muy luego, se fue a Petén, junto a los carpinteros, a buscar los materiales.

Cuarenta años después, la obra está allí. “Pero si yo no hubiera platicado con los albañiles y carpinteros, que saben más sobre materiales, no me hubiera enterado. También hay que tener sensibilidad para escuchar a las personas”, dijo, lo cual también es otro de los rasgos de su arte.

Por lo demás, la “Marimba” es una obra que inicialmente se pensó como un conjunto de hombres que tocaban el instrumento nacional, pero que por la reflexión social del artista se fue convirtiendo en un tanque conducido por soldados vendados, que reflejaba “esa terrible guerra” que vivió Guatemala.

Sin embargo, la obra a la que más cariño le tiene, confiesa Recinos, es a los difusores acústicos, es decir, los relieves que instaló en el auditorio del Conservatorio Nacional de Música, que a falta de recursos para hacer balcones (como en el Teatro Nacional), optó por hacer personajes imaginarios, y escogió a grandes hombres y mujeres que fueron incomprendidos a lo largo de la historia, como forma de homenaje.

“¿Y usted se siente comprendido?”, le pregunté, temiendo una respuesta negativa. Pero para mi tranquilidad, me contestó. “Sí”, y tras un silencio más o menos prolongado, ratificó: “sí, sobre todo por la gente que me quiere”, lo cual le dio pie para insistir en que el trabajo, sean obras de arte o cualquier otro producto, sólo es válido si se hace con amor.

Las otras musas
En estas exposiciones de homenaje, usted podrá observar buena parte de su obra. En la galería Ana Lucía Gómez, donde se realizó este encuentro, usted podrá ver un cuadro recién terminado: Las otras musas, que había estado detenido por décadas, pero que culminó por “la insistencia de algunas personas”, como indicó. Se trataba del también artista y promotor de arte José Toledo, quien posteriormente llegó para visitar a su amigo y maestro.

“Ahí lo tenía, sin terminarlo. Entonces, le fui a comprar los materiales, y con todo ahí no tuvo otra opción que terminarlo. Ahora ya no lo quiere vender”, me dijo Toledo.

Recinos y su Guatemalita.
En esta exposición, también se pueden observar algunos dibujos que consisten en ilustraciones de unos cuentos que Recinos está escribiendo, y que espera publicar pronto, por lo que se puede evidenciar que este artista, a pesar de estar recibiendo homenajes por su larga trayectoria, aún sigue creando, incluso incursionando en otras artes, como las letras.

Y, porsu puesto, usted podría ver otra versión de su ya famosa Guatemalita, la escultura que ha tenido diferentes manifestaciones. “A mí, si me preguntan, dónde está Belice, yo les digo que ahí está, sólo que el cabello lo tapa. Si algún día se recupera el territorio, o si se pierde, la escultura sigue teniendo vigencia; el problema le queda a los políticos”, explicó. 

Publicada también en Diario La Hora.

2 comentarios:

Silvia dijo...

Me gusto tu Blog. Te leo desde México. Da gusto el comentario que haces sobre 10 colores nuevos de Otto Raúl Glez. Saludos

Silvia dijo...

Me gusto Tu Blog. Te leo desde México. Me encantó la entrada de Otto Raúl Glez. 10 colores nuevos. Saludos