Luego de más de una década desaparecido de la escena literaria nacional, el escritor guatemalteco Estuardo Prado (1971) retorna, reeditando este año dos obras. Los amos de la noche, publicado originalmente en 2001, y El libro negro, en 2000, ambos con la Editorial X, que había sido fundada por él mismo, para abrir un espacio para la nueva literatura.
En este año, aparecieron
nuevamente estas dos obras; la segunda, El libro negro, fue publicada por la
Editorial Germinal de Costa Rica, y recién se puso a la venta en la ya finalizada
Feria Internacional del Libro en Guatemala (Filgua).
Prado irrumpe en la escena
literaria nacional en la década de los noventa, no solo como escritor, sino
como editor y, más bien, como la figura más visible de la renovación de las
letras de postguerra. Para entonces, la producción nacional en las editoriales
e imprentas estaba dominada por los autores que por la misma represión de la
guerra no pudieron publicar o bien tuvieron poca difusión.
Entonces, en las editoriales de
la última década del siglo había acumulación de títulos, y los autores jóvenes
(y la renovación literaria) estaba haciendo fila para darse a conocer. Pero en
vez de sentarse a esperar, Prado y otros (Javier Payeras, Francisco Méndez,
Ronald Flores, Maurice Echeverría, Byron Quiñónez) iniciaron su propia
aventura con la Editorial X. Pero no se trataba de una simple apertura
editorial, sino que una renovación completa de la literatura.
En El libro negro se pueden
observar estas características. Prado fue, sin duda, el más radical en esta
postura. Su obra es fuerte, con alusiones a las drogas duras, desviaciones
sexuales, violencia extrema, rechazo a la religión, e ira no contenida. Ello,
contextualizado en los últimos años del siglo XX, se consideraba como una
fuerte sacudida para la literatura nacional. No solo por la temática, sino
porque buscaba nuevas formas para romper con la narrativa lineal.
El libro negro está conformado
por dos cuentos “La septuagésima tercera encarnación de Cristo” y otro texto
sin título. El primero supone un fuerte contenido de crítica contra las
religiones, y está formado por una especie de programa de televisión, en que
van relatando la historia de un “nuevo cristo”; en el ínterin, se describen los
anuncios que se intercalan entre el reporte del hallazgo; la publicidad también
es de fuerte contenido.
El segundo cuento se conforma por
una especie de “trivia”, como la que se publicaba en las revistas rosas, en que
se tenían que escoger opciones, para luego hacer un recuento de las respuestas
(o sumar los puntos) para encontrar la explicación al final de la encuesta.
Paródicamente, el autor explica que esa “trivia” se publicó originalmente en
“Drogo Cosmopolita” y en “Vanidades Psicotrópicas de Cáncer”, lo que da muestra
del humor negro que maneja. La encuesta se encamina a definir si el lector es
un adicto sin remedio a las drogas, o bien es un consumidor casual, o, en
última opción, no es ni adicto ni nada parecido.
El objetivo de Prado, a mi
parecer, era crear una conmoción en la literatura, para despertarla de un
letargo producido por la guerra interna. El objetivo era destruir toda idea que
se considerara como “literatura”, para construir una nueva noción.
El libro negro (aparte de ser
fuerte y que algunas personas lo podría considerar repulsivo y escatológico) es
muy entretenido, con un humor muy fino, aunque demasiado ácido y negro para el
común de los mortales. El uso del lenguaje, a pesar de ser demasiado soez, en
realidad es muy ágil y entretenido, y se asemeja mucho al habla popular del guatemalteco
promedio.
Como muestra de su humor negro,
el libro inicia con dos advertencias. Transcribo una de ellas como ejemplo:
El consumo de este producto es dañino para la salud, pues se ha comprobado en animales de laboratorio que su uso provoca serios trastornos mentales. Usted lee bajo su propio riesgo.
Cabe resaltar que esta segunda
edición se hace más de diez años después de la primera, y en esa década de
intervalo han “ocurrido” otros libros, que también han provocado el mismo
resultado. Pero como lectura interesante, o como monumento que marcó un hito en
la literatura guatemalteca, es muy valioso el libro. De esa forma, se debe
tomar esta publicación como que el autor está “retomando el camino”, y que sin
duda pronto traerá nuevas conmociones.
El libro puede conseguirse en
Librería Sophos a Q55.
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