Un
cuentista que quería ser un cuentista satírico leía diariamente los diarios,
valga la redundancia, para estar al tanto de la realidad, tanto nacional como
internacional, en cualquiera de los ámbitos humanos que oportunamente nos
informan ipso facto los medios de
comunicación, tales como la política, la economía, la sociedad, la farándula,
el deporte y hasta la nota roja.
Una vez
empapado de la realidad (y del sudor que le provocaba esta actividad
intelectual en un país tropical) se enfrentaba a sus más terribles temores en
una pantalla (que ya no página) en blanco, y se disponía a afilar sus ataques
(no su lápiz) mordaces para escribir bien de lo que él consideraba que estaba
mal.
Entonces,
iniciaba descargando toda la furia de su alma e iba canalizando toda esa
frustración a través de sus letras. Poco a poco empezaba a desenmarañar todo
aquello que quería decir, pero sobre todo escribir, y le iba dando forma. Como
por arte de magia, empezaba a hacer analogías para hacer entender a sus pocos
lectores sobre lo que quería expresar.
Se le
ocurrió abordar un tema de forma irónica. Su lenguaje empezó a ser florido y, a
medida que revisaba el texto, se le ocurrían nuevas cosas y pulía y pulía su
texto, hasta que finalmente puso todo exactamente lo contrario a como lo quería
expresar, según decía Menéndez y Pelayo que funciona la ironía; porque, cabe
recordar, que la ironía es decir que esto es negro, cuando obviamente es
blanco.
Sin
embargo, recordó la última vez que usó esa estrategia, y los simpatizantes del
negro lo felicitaban por su opinión tan acertada, sin darse cuenta de que en
realidad estaba queriendo
decir lo contrario. Pero lo peor fue que los aficionados al blanco lo criticaban y, no solo eso, se indignaban por tan disparatada opinión y pedían a los dioses entendimiento para darse cuenta de cuándo fue que este cuentista se había convertido al negro (o al lado oscuro, según opinaron con no poco humor algunos), cuando precisamente la semana pasada, mientras se tomaban dos o cuatro cervezas, este escritor se había mostrado admirador del blanco.
decir lo contrario. Pero lo peor fue que los aficionados al blanco lo criticaban y, no solo eso, se indignaban por tan disparatada opinión y pedían a los dioses entendimiento para darse cuenta de cuándo fue que este cuentista se había convertido al negro (o al lado oscuro, según opinaron con no poco humor algunos), cuando precisamente la semana pasada, mientras se tomaban dos o cuatro cervezas, este escritor se había mostrado admirador del blanco.
Así que
desistió de ello.
De esa
cuenta, optó por cambiar de estrategia y se enfocó en la parábola. Y empezó a
crear una analogía sobre el hecho de la realidad que quería satirizar. Encontró
justamente una historia que se ajustaba exactamente bien, punto por punto,
directamente proporcional, al evento que quería escribir.
Como
siempre, lo pulió y lo pulió, hasta que finalmente concluyó, sin que el hecho
parodiado no tuviera equívocos, aunque, para ser sinceros, dejó algunos puntos
sueltos, sin concordancia, para evitar que le dijeran que su escrito era un vil
y vulgar panfleto.
Cuando
estuvo a punto de publicar esa parábola en su blog, se recordó de la última vez
que utilizó esa estrategia textual para escribir, y la gran mayoría (para no
exagerar y decir que el cien por ciento de sus lectores) hicieron la analogía
que Jesús de Nazaret también utilizaba parábolas para expresarse, lo cual
provocaba las molestias de los seguidores de Cristo, por considerarlo un sacrilegio,
mientras que para los ateos y agnósticos les parecía un recurso de mal gusto,
utilizado por alguien de quien se dudaba de su existencia histórica.
Así que
también desistió de la parábola.
Por último,
quiso enfocarse en crear un texto alegórico, el cual, además, fuera muy
carnavalesco. Pero, de la misma forma que los anteriores, lo escribió y lo
pulió, pero recordó la última vez que usó dicho recurso, con las respectivas
críticas de que se leía muy desordenado y le preguntaban, indignados, que qué
había fumado.
Entonces
desistió de escribir cuentos satíricos y optó por leer a Augusto Monterroso y a
escribir, freelance, monografías y
comunicados de prensa.
2 comentarios:
Pues si que recorrió camino este escritor. Lo felicito no a cualquiera le rinden honor los "negros".
Saludos.
Esta cosa no deja poner comentario, pero decía que veo que tiene un camino largo y recorrido este escritor.
Qué bueno que recibió halagos de los "negro" a ellos es dificil complacerlos.
Saludos.
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