martes, 1 de octubre de 2013

Un cuentista que quería ser un cuentista satírico

Un cuentista que quería ser un cuentista satírico leía diariamente los diarios, valga la redundancia, para estar al tanto de la realidad, tanto nacional como internacional, en cualquiera de los ámbitos humanos que oportunamente nos informan ipso facto los medios de comunicación, tales como la política, la economía, la sociedad, la farándula, el deporte y hasta la nota roja.

Una vez empapado de la realidad (y del sudor que le provocaba esta actividad intelectual en un país tropical) se enfrentaba a sus más terribles temores en una pantalla (que ya no página) en blanco, y se disponía a afilar sus ataques (no su lápiz) mordaces para escribir bien de lo que él consideraba que estaba mal.

Entonces, iniciaba descargando toda la furia de su alma e iba canalizando toda esa frustración a través de sus letras. Poco a poco empezaba a desenmarañar todo aquello que quería decir, pero sobre todo escribir, y le iba dando forma. Como por arte de magia, empezaba a hacer analogías para hacer entender a sus pocos lectores sobre lo que quería expresar.

Se le ocurrió abordar un tema de forma irónica. Su lenguaje empezó a ser florido y, a medida que revisaba el texto, se le ocurrían nuevas cosas y pulía y pulía su texto, hasta que finalmente puso todo exactamente lo contrario a como lo quería expresar, según decía Menéndez y Pelayo que funciona la ironía; porque, cabe recordar, que la ironía es decir que esto es negro, cuando obviamente es blanco.

Sin embargo, recordó la última vez que usó esa estrategia, y los simpatizantes del negro lo felicitaban por su opinión tan acertada, sin darse cuenta de que en realidad estaba queriendo
decir lo contrario. Pero lo peor fue que los aficionados al blanco lo criticaban y, no solo eso, se indignaban por tan disparatada opinión y pedían a los dioses entendimiento para darse cuenta de cuándo fue que este cuentista se había convertido al negro (o al lado oscuro, según opinaron con no poco humor algunos), cuando precisamente la semana pasada, mientras se tomaban dos o cuatro cervezas, este escritor se había mostrado admirador del blanco.

Así que desistió de ello.

De esa cuenta, optó por cambiar de estrategia y se enfocó en la parábola. Y empezó a crear una analogía sobre el hecho de la realidad que quería satirizar. Encontró justamente una historia que se ajustaba exactamente bien, punto por punto, directamente proporcional, al evento que quería escribir.

Como siempre, lo pulió y lo pulió, hasta que finalmente concluyó, sin que el hecho parodiado no tuviera equívocos, aunque, para ser sinceros, dejó algunos puntos sueltos, sin concordancia, para evitar que le dijeran que su escrito era un vil y vulgar panfleto.

Cuando estuvo a punto de publicar esa parábola en su blog, se recordó de la última vez que utilizó esa estrategia textual para escribir, y la gran mayoría (para no exagerar y decir que el cien por ciento de sus lectores) hicieron la analogía que Jesús de Nazaret también utilizaba parábolas para expresarse, lo cual provocaba las molestias de los seguidores de Cristo, por considerarlo un sacrilegio, mientras que para los ateos y agnósticos les parecía un recurso de mal gusto, utilizado por alguien de quien se dudaba de su existencia histórica.

Así que también desistió de la parábola.

Por último, quiso enfocarse en crear un texto alegórico, el cual, además, fuera muy carnavalesco. Pero, de la misma forma que los anteriores, lo escribió y lo pulió, pero recordó la última vez que usó dicho recurso, con las respectivas críticas de que se leía muy desordenado y le preguntaban, indignados, que qué había fumado.


Entonces desistió de escribir cuentos satíricos y optó por leer a Augusto Monterroso y a escribir, freelance, monografías y comunicados de prensa.

2 comentarios:

la-filistea dijo...

Pues si que recorrió camino este escritor. Lo felicito no a cualquiera le rinden honor los "negros".

Saludos.

la-filistea dijo...

Esta cosa no deja poner comentario, pero decía que veo que tiene un camino largo y recorrido este escritor.
Qué bueno que recibió halagos de los "negro" a ellos es dificil complacerlos.

Saludos.