lunes, 2 de diciembre de 2013

Carlos Mérida, el gran desconocido

Carlos Mérida (1891-1984) es un artista guatemalteco que realizó la mayor parte de su obra en México. Para Guatemala, participó en un perí­odo de transformaciones dentro del arte nacional, haciéndose notar como parte fundamental del movimiento que cambió la concepción artí­stica a mediados del siglo XX. Pero, a pesar de haber sido tan importante, su obra y sus aportes pasan, hoy dí­a, inadvertidos en nuestro paí­s.


Recuerdo a Cristina Navas y Mérida, nieta del artista guatemalteco, cuando estuvo en Guatemala para la exposición por los 120 años de nacimiento de Carlos Mérida hace dos años.

Navas y Mérida viví­a su abuelo y estuvo involucrada en el impulso del arte, gracias a una galerí­a en donde se impulsan a jóvenes valores de la plástica. Como uno de sus objetivos, está la de impulsar la obra de Carlos Mérida. En este camino, se ha dado cuenta de que en Guatemala, pese a ser el paí­s natal de su abuelo, la proyección de su obra no es tan buena como deberí­a ser para un artista de su importancia.

De acuerdo con Cristina Navas y Mérida, su participación más directa en el arte dio inicio cuando murió su padre. Entonces, su abuelo, Carlos Mérida, quiso ayudar a su mamá económicamente, pero no lo hizo dándole dinero, sino que le brindó las gráficas de la obra "Cuando oigas a la alondra cantar".

Entonces, su madre con esta obra logró iniciar una galerí­a, la cual completó solicitando a otras galerí­as afines a Mérida que les entregaran obras a consignación de artistas famosos mexicanos, con lo que llamó la atención. De las gráficas de "Cuando oigas a la alondra cantar", pudo continuar con la galerí­a, en donde se dio preferencia por los artistas noveles, quienes hoy dí­a son los artistas consagrados de México.

Según recuerda Cristina Navas y Mérida, su abuelo era un hombre polifacético dentro del arte, sobre todo por la experimentación y el estudio del arte. Se vio involucrado en prácticamente todos los aspectos del arte visual en México.

Fue uno de los fundadores del movimiento muralista, innovando y siendo pionero en varias técnicas. Como iniciador, le tocó, además, el papel de experimentar y probar con las técnicas, lo que le obligó a teorizar sobre este arte.

De acuerdo con su nieta, Mérida siempre conservó ese carácter curioso. Sus problemas de oí­do, eran aprovechados ya que a su aparato le bajaba todo el volumen y se concentraba en investigar lo que a él le llamaba la atención.

En el muralismo, Mérida alcanzó a ver terminado su último mural, el cual, como caracterí­sticas tiene que era movible. Es decir, que los dueños de edificio podrí­an demolerlo, pero llevarse el mural a las nuevas instalaciones, gracias a que Mérida ideó una especie de tornillos para separarlo de la superficie del inmueble.

Entre otras técnicas, también se involucró en el arte teatral, al confeccionar escenografí­as para obras y ballet, incluso creando vestuarios para los personajes.

"Mi abuelo, si estuviera vivo, estoy segura que estarí­a estudiando el arte electrónico, porque él siempre estaba incursionando en lo nuevo", dijo su nieta.

DESCONOCIMIENTO
Navas y Mérida reconoce que no ha conocido a nadie que le diga que no le gusta la obra de su abuelo. "En todo caso, me dicen que no lo conocen". Y ese es uno de los temores de su nieta. "No quiero que en unos años nadie sepa quién es Carlos Mérida", confesó.

En Guatemala, a pesar de ser un artista fundamental, parece no tener el espacio que merece. Incluso, la mayorí­a de sus obras se confunden en el imaginario popular y no se sabe que son de él.

Con cierta decepción, Navas y Mérida revela que en el Museo Nacional de Arte Moderno, que lleva el nombre de "Carlos Mérida" apenas se conoce su obra.

La familia donó todas las condecoraciones y diplomas que Mérida recibió durante su trayectoria. Es un patrimonio familiar, pero que se optó para que mejor estuviera en el museo, con la esperanza de que allí­ serí­a mejor apreciado.

Pero desde hace algunos años, la dirección del Museo decidió retirar esos diplomas y medallas, y guardarlos, por lo que el valioso aporte de la familia Mérida se vio engavetado.

Mérida, a pesar de que aún sigue siendo el artista guatemalteco más importante y universal del siglo XX, permanece sin ser reconocido en el paí­s. Su obra deberí­a estar en el inconsciente colectivo de los guatemaltecos, pero es muy poco lo que conocemos de él, para tan prolí­fica obra.

SEMBLANZA
Carlos Mérida (1891-1984) fue un destacado pintor, escultor y artista plástico guatemalteco, radicado sobre todo en México. Pese a que los diferentes gobiernos le facilitaban la ciudadaní­a mexicana, él nunca dejó de sentirse y autodenominarse como guatemalteco.

Mérida inició sus estudios del arte siendo adolescente, adentrándose a la escultura; sin embargo, sus profesores lo motivaron para que se enfocara en la pintura. Viajó en su juventud a Europa, junto con el también pintor guatemalteco Carlos Valenti. En 1919 se trasladó a México, donde se destaca en la renovación del muralismo mexicano. En 1922 Mérida trabajó con Diego Rivera para pintar los murales del Anfiteatro Bolí­var en la Ciudad de México.

Junto con Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros fundó el Sindicato de Obreros, Técnicos, Pintores y Escultores. Su primera obra personal fue en 1923 cuando pintó la Biblioteca Infantil del Ministerio de Educación Pública de Guatemala ("Caperucita roja y los cuatro elementos").

En 1927 regresó a Parí­s, donde estuvo dos años y contactó con Paul Klee, Miró y las nuevas corrientes artí­sticas; como resultado de ello abandonó la figuración polí­tica para desarrollar una etapa marcada por la abstracción en la forma y sus raí­ces indí­genas en los temas. A la vuelta de su viaje a Parí­s, en 1929, fue nombrado director de la Galerí­a del Teatro Nacional en México, y tres años más tarde dirigió la Escuela de Danza.

En 1940 participó en la Exposición Internacional Surrealista celebrada en México. Un año más tarde fue nombrado profesor de arte en el North State Teacher College en Denton, Texas, y a partir de 1949 comenzó sus investigaciones sobre integración de las artes, aplicando los resultados en los murales que realizó para la Secretarí­a de Recursos Hidráulicos (1949), para el centro infantil del multifamiliar "Miguel Alemán", de [Av. Coyoacán] (1950), y para el edificio multifamiliar "Presidente Juárez", en la ciudad de México (1950-1952) [Av. Cuauhtémoc]; en este último la temática se centró en torno a una serie de leyendas mexicanas acerca del origen del mundo "El Popol Vuh" (aludiendo al libro antiguo descubierto en Guatemala de los maya-quichés, "Los ocho dioses del olimpo mexicano", "El Ixtlexilt", "Los cuatro soles”. Los multifamiliares Juárez y los murales fueron severamente dañados por el temblor del 19 de septiembre de 1985.

Desde 1950 su arte experimenta ciertos cambios y su obra ofrece un estilo más próximo al constructivismo, como se observa en el edificio de Reaseguros Alianza de la ciudad de México, cuyo mural "Estilización de motivos mayas" (1953) está realizado en mosaico de vidrio. Con esta misma técnica, en la década de 1950 realizó diversos murales para empresas comerciales y privadas mexicanas. También en 1956 realizó, en el Palacio Municipal de Guatemala, un mosaico de vidrio (La mestiza de Guatemala). Desde entonces, Mérida alternó la realización de murales para México y Guatemala, en los que dominaban motivos abstractos y constructivos. Con el espí­ritu innovador que le caracterizaba, en 1964 hizo un muro vitral en la sala "Cora Huichol" (Los adoratorios) del Museo Nacional de Antropologí­a de México D.F. y en 1968, otro en el Centro Cí­vico de San Antonio (Texas) (La confluencia de las civilizaciones en América). En 1965 recibió la medalla de oro de la Dirección General de Cultura y Bellas Artes de Guatemala, y en 1980 "Orden del Águila Azteca" de la Secretarí­a de Relaciones Exteriores de México.






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